El Centro de Cirugía de Mínima Invasión Jesús Usón (CCMIJU) de Cáceres, de referencia internacional y único por sus características, donde se forman cada año cientos de especialistas médicos de diversos países, ha implantado el llamado Sistema de Langendorff , con el que se puede preservar durante unas horas el tejido cardiaco tras la muerte de un animal (en este caso porcinos), al objeto de realizar distintos estudios que permitan avanzar en los tratamientos aplicables al género humano.

Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo. Tres de cada diez defunciones vienen motivadas por este tipo de patologías, según los datos de la propia Organización Mundial de la Salud. El estrés o los malos hábitos alimenticios de la sociedad actual no hacen sino agudizar los riesgos. Aunque existen tratamientos paliativos de los síntomas, aún queda mucho por avanzar en la investigación de los tratamientos curativos. De ahí la importancia de nuevos trabajos como el que desarrolla el CCMIJU.

Este estudio se lleva a cabo en el marco de un proyecto de I+D financiado por el Fondo de Investigación Sanitaria (FIS) del Instituto de Salud Carlos III, en colaboración con el Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid. En concreto, la implantación del Sistema de Langendorff mantiene vivo el tejido cardiaco tras la muerte durante seis horas aproximadamente. La doctora Verónica Crisóstomo, investigadora del Grupo de Diagnóstico y Terapéutica Endoluminal del CCMIJU, y el doctor Angel Arenal, jefe de la Unidad de Electrofisiología y Arritmias Cardiacas del Gregorio Marañón, afirman que, en ese periodo, es posible realizar estudios cardiacos extracorpóreos de los órganos obtenidos de animales grandes, que de otro modo resultarían muy complicados.

El doctor Andreu Climent, responsable de los sistemas de mapeo óptico que se utilizan en este proyecto, constata que se puede evaluar la actividad eléctrica del corazón de una forma fidedigna al mantener los tejidos cardiacos vivos después de la extracción del órgano. De este modo, se avanza en el estudio de patologías cardiacas que cursan con arritmia, evaluando distintas formas de tratamiento.

Aunque los modelos experimentales nunca se asemejan completamente a la realidad observada en medicina humana, sí que permiten obtener información directa de determinadas variables, gracias a un seguimiento adecuado y a procedimientos poco invasivos, según destaca el doctor Javier Fernández-Portales, cardiólogo del Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres e investigador en diferentes proyectos del área de Cardiología desarrollados en el CCMIJU.

De este modo, agrega el doctor, la investigación experimental en las enfermedades cardiovasculares contribuye al progreso en el conocimiento de las patologías y permite desarrollar técnicas diagnósticas y validar procedimientos preventivos y terapéuticos, tanto farmacológicos como intervencionistas.

NUEVOS DATOS En este sentido, el Sistema de Langendorff aportará datos extras respecto a los sistemas tradicionales, complementando los resultados obtenidos en los proyectos en los que viene colaborando el CCMIJU con diferentes hospitales y grupos de investigación.

De hecho, el CCMIJU forma parte de la Red de Investigaciones Cardiovasculares dependiente del Instituto de Salud Carlos III, donde trabajan en común más de 800 investigadores pertenecientes a 64 grupos de investigación ubicados en 50 centros de excelencia distribuidos por toda España, según explica el director científico del propio centro cacereño, el doctor Francisco Miguel Sánchez Margallo. El CCMIJU colabora intensamente por su apuesta de investigar las enfermedades cardiovasculares, con el objetivo último de mejorar la calidad de vida de los pacientes a través de diversos procedimientos de mínima invasión y diagnóstico por imagen.