En Cáceres se cocina la vanguardia de la ciencia aplicada a la salud. El gran complejo de 20.000 metros cuadrados que conforma el Centro de Cirugía de Mínima Invasión Jesús Usón (CCMIJU) es ya un recinto de referencia a nivel mundial en formación e investigación biomédica, único en su modalidad y el mejor de Europa en su ámbito. Casi 20.000 profesionales médicos de distintos países han pasado por sus cursos durante la última década para formarse en técnicas quirúrgicas. Pero además, participa en numerosos proyectos y consorcios de investigación internacionales, con más de 100 líneas abiertas en diez años.

Fundado hace 25 años por el doctor Jesús Usón, en 2017 cumple una década en sus instalaciones junto al campus, y lo hace con nuevos proyectos aprobados por distintas entidades regionales, nacionales y europeas. Y ello por el reconocimiento de sus 90 profesionales y por la calidad de sus instalaciones, que también motivan que empresas de todo el mundo (EEUU, Alemania, Israel...) vengan a Cáceres a validar sus innovaciones. «Entre las investigaciones abiertas este año destacan importantes avances con células madre en las áreas de Microcirugía y Cardiovascular, o la detección y tratamiento de tumores de la vía urinaria y el colon», detalla Francisco Miguel Sánchez Margallo, director científico del CCMIJU. Permitirán, además, que jóvenes investigadores extremeños se incorporen a estos estudios generando un importante valor añadido.

El CCMIJU forma parte de las Infraestructuras Científicas y Técnicas Singulares de España (ICTS). Se financia al 30% por la Junta de Extremadura, y el resto mediante sus propios trabajos y proyectos que mueven millones de euros por parte de socios y entidades que invierten en I+D+I. A continuación se detallan las principales líneas de investigación iniciadas este año:

Importantes avances en la reconstrucción de los tejidos

Desgraciadamente, con frecuencia los médicos deben reconstruir una parte del cuerpo del paciente por defectos congénitos o traumáticos (por un accidente, quemadura o enfermedad que obliga a eliminar tejidos). El CCMIJU está desarrollando un proyecto de alcance mundial que pretende mejorar la reconstrucción de esas zonas con tejido tomado de otras partes del cuerpo de la misma persona. ¿Cómo? Mediante una investigación que trabaja con células madre del propio paciente. Los resultados son más que prometedores.

Alberto Ballestín, licenciado en Veterinaria, máster en investigación en Ciencias de la Salud y miembro de las más prestigiosas sociedades de Microcirugía nacionales e internacionales lo explica: «Desde la Unidad de Microcirugía del CCMIJU desarrollamos este proyecto en el ámbito de la Cirugía Plástica Reconstructiva y la Cirugía Ortopédica. Pretendemos mejorar un tipo de técnica microquirúrgica denominada colgajos libres, que se utilizan para reconstruir zonas del cuerpo extensas que no admiten otras soluciones, por ejemplo un gran quemado o una mama extirpada», explica.

Estos colgajos libres son tejidos autólogos (del mismo paciente) que se extraen de distintas zonas del cuerpo: de piel, de músculo o de hueso. Para separarlo hay que disecar la arteria y la vena que irrigan ese tejido, se secciona y luego se unirá a la zona receptora para reconstruirla, conectándolo de nuevo al sistema circulatorio.

La técnica, desarrollada por equipos especializados, tiene tasas de éxito del 90%, pero a veces falla. «El tejido comienza a malograrse desde que se separa del cuerpo hasta que vuelve a unirse, lo que provoca el llamado sufrimiento tisular debido a la isquemia o falta de oxigenación y nutrientes, por ello a veces estos procedimientos fracasan», detalla el investigador. Para evitarlo, el CCMIJU desarrolla un gel sencillo de aplicar para cualquier cirujano, justo debajo del tejido extraído, a fin de minimizar dicho sufrimiento.

Pero además, se están desarrollando dos tipos de tratamiento. «El primero incorpora a ese gel células madre mesenquimales obtenidas de la grasa del paciente, con gran capacidad regenerativa para mejorar la reimplantación. El segundo es un tratamiento mediante exosomas que salen de las células madre, que poseen ese factor regenerativo», detalla el científico. Para reimplantar los colgajos libres se recurre a la Microcirugía, técnica que permite operar con microscopios quirúrgicos vasos de menos de un milímetro.

El proyecto ha sido concedido al CCMIJU por el Instituto de Salud Carlos III, principal Organismo Público de Investigación que gestiona los estudios biomédicos en España. Ha comenzado en 2017 y se desarrollará durante tres años. Alberto Ballestín está desarrollando una intensa labor paralela, por ejemplo ha conseguido que el principal máster internacional en Microcirugía desarrolle sesiones en el CCMIJU.

Gran evolución en prótesis y tumores en vías urinarias

El Centro de Cirugía también desarrolla un proyecto más que interesante para mejorar los actuales stents urinarios que llevan decenas de miles de pacientes en todo el mundo. Son muy necesarios, pero no funcionan como debieran y desde Cáceres se intenta eliminar la causa de su fracaso. Concretamente lo hace el área de Endourología de la Unidad de Endoscopia, responsable de la cirugía de mínima invasión que se encarga del diagnóstico y tratamiento de la vía urinaria.

Pues bien, su línea de investigación empezó en 1999 y acaba de recibir la aprobación para un nuevo proyecto de tres años, centrado en la mejora de estos catéteres o stents, que no solo se colocan en el aparato urinario, sino en muchos tipos de cirugía. «Se trata de una especie de andamios internos que dilatan un tramo de vaso o de vía urinaria para su correcto funcionamiento, pero provocan muchos problemas al 80% de los pacientes, por ejemplo dolor, hasta tal punto que a veces hay que extraerlos antes de lo recomendable. Además, están realizados con materiales poliméricos, de modo que deben retirarse cuando han cumplido su función, ya que la orina genera un ambiente muy hostil e incluso pueden producirse cálculos», explica el doctor Federico Soria, investigador-coordinador del Área de Endoscopia del CCMIJU.

Sin embargo, semejantes problemas están en vías de solución. Esta línea de investigación ya permite crear stents o prótesis biodegradables que se deshacen en la propia orina mediante fragmentos pequeños, de modo que no hay que volver a intervenir al paciente. Además, se trata de diseños mejorados antirreflujo que no provocan molestias. Tales avances se reconocen ya a nivel mundial. «Nuestro catéter biodegradable está validado y ahora nos adentramos en una nueva fase», explica el doctor. El nuevo reto es tan apasionante como beneficioso. Una vez conseguidos los stents adecuados, la idea es recubrirlos de fármacos inmunoterápicos o quimioterápicos para que, en caso de padecer un cáncer, también se puedan ir liberando poco a poco, y finalmente degradarse por sí solos.

Se trata de salvar vidas. Y ello porque ahora mismo no se puede aplicar quimioterapia ni inmunoterapia en los tumores de la vía urinaria superior (uréter), puesto que siempre libera orina que lava estos fármacos. Por tanto, solo es posible atacar esos tumores mediante una operación con láser, sin un tratamiento efectivo posterior que sí reciben otros cánceres. «La medicina se queda corta», subraya el doctor Soria». La nueva prótesis del CCMIJU, ahora en fase preclínica, lo permitiría y supondría una ayuda para muchas personas. Pero de salir todo bien, tardaría unos 10-12 años en llegar a los hospitales.

Se trata de una investigación muy compleja y extensa. Los expertos del centro cacereño trabajan con numerosos profesionales de estas y otras áreas como Ingeniería, Farmacia, Química o Medicina para perfeccionar el diseño de los stents, su recubrimiento, sus fármacos, los efectos deseados... Por ello, el CCMIJU, dada su amplia experiencia en esta área, ha impulsado otro proyecto de envergadura internacional: ya lidera una red europea de investigación multidisciplinar para los stents.

La propuesta, promovida por el doctor Soria, ha contado con el apoyo de las asociaciones europea y española de Urología, y ha sido valorada y financiada por el decisivo programa europeo Horizonte 2020-Cost Actions. La red nació hace un mes y ya cuenta con 23 países europeos, junto con propuestas de EEUU, Japón, Corea del Sur, Israel, Canadá, Rusia o La India. Sus seis grupos de trabajo están abiertos a otros países para trabajar en Urología y Bioingeniería.

Diagnóstico rápido del cáncer de colon

El cáncer de colon es el más frecuente en los países desarrollados, con más de 44.000 casos diagnosticados en España en 2015. Existe un proyecto europeo de gran relevancia, llamado Piccolo, que pretende aplicar las tecnologías más avanzadas de la imagen para acortar el tiempo de diagnóstico y permitir un tratamiento más rápido. Se trata de un nuevo endoscopio que están desarrollando los mejores institutos europeos junto al CCMIJU, donde se concentra la fase preclínica por la calidad y la certificación de sus instalaciones.

Este proyecto hará posible diagnosticar el tumor sin tomar biopsias. «El nuevo equipo permitirá visualizar una lesión cancerosa y determinar su grado de malignidad, facilitando al médico o cirujano tomar decisiones desde la primera exploración (operación, tratamiento...), reduciendo así los tiempos», explica Francisco Miguel Sánchez Margallo, director científico del CCMIJU. Participan grupos españoles, alemanes, británicos, irlandeses e italianos. El CCMIJU desarrolla desde Cáceres toda la fase de ensayos preclínicos. El grupo tiene expectativas tan optimistas que ya ha previsto un segundo proyecto con ensayos en humanos.

Células madre para reducir el daño de los infartos

¿Pueden las células madre actuar tras un infarto de miocardio para preservar determinadas células antes de que mueran? Sí, pero hay que introducirlas lo antes posible y averiguar cómo, puesto que el corazón se encuentra excesivamente inestable. En este complejísimo reto trabaja actualmente el Área de Investigación Cardiovascular del CCMIJU, con dos proyectos aprobados este año por parte del Instituto de Salud Carlos III y el Plan Regional de Investigación de Extremadura. Tienen hasta 2020 para encontrar una solución que ya postulan.

La científica Verónica Crisóstomo forma parte de este apasionante estudio. «Nuestro objetivo es introducir en el corazón del paciente las células madre con capacidad regenerativa lo antes posible tras el infarto», explica. Se trata de actuar sobre el ‘miocardio hibernado’, una parte de la zona afectada. En esta área, aunque muchas células musculares han muerto, otras aún tienen capacidad de supervivencia si reciben el estímulo adecuado, reduciendo el tamaño del infarto y mejorando la futura calidad de vida del paciente. Dichas células se podrían introducir por vía intracoronaria, aprovechando el catéter-balón que utilizan los cardiólogos para abrir la arteria coronaria cuando el enfermo llega al hospital, pero en ese momento el paciente está muy inestable y además el torrente sanguíneo se llevaría la mayor parte de las células.

Por ello, el CCMIJU desarrolla dos proyectos con otras dos posibles vías de administración temprana. La primera sería un sistema llamado Noga, consistente en introducir un catéter desde la arteria femoral para ir tocando el endocardio y registrando su actividad a fin de lograr un mapa del interior del ventrículo. «Las zonas que no tienen actividad mecánica pero sí eléctrica indican que las células están dañadas aunque hibernando, y es ahí donde en teoría podemos actuar para obtener resultados efectivos, inyectando las células madre con un catéter», señala la investigadora. El problema radica en que hay que actuar sobre la zona recién infartada, lo que implica riesgos.

La segunda sería una vía de administración dentro del saco pericárdico, menos agresiva y con garantías de que las células no se pierden, pero es una línea de investigación muy novedosa que debe abordarse en profundidad. Además, el CCMIJU también trabaja en este campo con los exosomas de las células madre, de gran capacidad regenerativa. En tres años habrá resultados.

Todo ello ha permitido la entrada del equipo de trabajo de Cardiovascular del CCMIJU en el área de enfermedades cardiovasculares del prestigioso CIBER, al que pertenecen los mejores grupos de investigación a nivel nacional.

Un marco europeo para evaluar a los cirujanos

Además, a final de 2017, el CCMIJU iniciará otro proyecto con socios comunitarios para crear un Marco Común Europeo en la formación quirúrgica, especialmente en el área de mínima invasión. Se trata de determinar qué conocimientos y competencias debe tener un cirujano para poder entrar en cualquier quirófano de la UE, de modo que las exigencias sean las mismas en toda Europa, tal y como se hace en EE UU.

El objetivo consiste en utilizar modelos pedagógicos sistemáticos en todos los países tanto para la formación de los residentes como de los médicos en activo, algo demandado por las nuevas generaciones de profesionales. «Actualmente un cirujano puede asistir a decenas de cursos y formarse en hospitales, pero nadie evalúa sus habilidades y conocimientos. El futuro de la medicina europea pasa por aquí», subraya el director científico del CCMIJU.