La Unidad de Trastornos Alimentarios de Cáceres atiende, desde su creación en marzo del 2008, a 150 enfermos de toda la provincia. Además, cada mes reciben alrededor de 10 nuevos casos. No es un número descabellado, pero suficiente para que no cese en toda la mañana el trasiego de pacientes por las dos salas que ocupan del centro de salud de La Mejostilla.

"Son tratamientos muy largos en el tiempo, de meses e incluso años, y con un seguimiento muy próximo", señaló Carmen García, psicóloga de la unidad que integran además un psiquiatra, Enrique Daniel, y la enfermera Charo Munarri. Es esta última la primera que atiende a los enfermos, para abrirles el expediente y tomar los datos de estatura, peso, presión arterial... Después será García Bernal quien desarrolle el tratamiento, con el apoyo del psiquiatra en el caso de que el enfermo precise tratamiento farmacológico.

Este equipo, el único en Cáceres, atiende los casos de trastornos relacionados con la conducta alimentaria, especialmente anorexia --estado de inanición provocado por el temor a engordar y que conduce a una severa pérdida de peso-- y bulimia --comer en exceso para luego inducirse el vómito--, aunque también otros, como aquellos por atracón y la obsesión por los hábitos saludables --ortorexia--.

"Antes predominaban los casos de anorexia, y ahora, sin tener una estadística bien definida --matizó el psiquiatra-- quizás sean más frecuentes los casos de bulimia", concretó sobre la situación actual de las dos patologías más frecuentes.

Lo que no varía es el perfil del enfermo: mujeres en el 95% de los casos diagnosticados. En cuanto a la franja de edad, se mantiene igualmente el patrón de años anteriores, la anorexia afecta a mujeres jóvenes, adolescentes e incluso niñas ("tenemos a una niña de 10 años", apuntó Munarri), mientras que la bulimia es más frecuente en la de mediana edad. "Encontramos casos en mujeres de 20 a 45 años, mientras que la anorexia es más frecuente de 12 a 18", detalló el psiquiatra.

EL ENTORNO Una de las características de estas enfermedades es que no se desarrollan conforme a un patrón establecido, sino que lo hace de forma diferente en cada enfermo. "Hay chicas que comienzan con anorexia y con 18 años no pueden controlar los impulsos de comer y desarrollan un cuadro de bulimia", señaló Enrique Daniel. En la anorexia, además, es frecuente que el enfermo no asuma que tiene un problema y que justifique la inanición con su deseo de "quitarse unos kilitos", añadió la enfermera sobre el desarrollo del trastorno, que además distorsiona la percepción visual que ellas tienen de su cuerpo. "Siempre se ven gordas", apuntó la psicóloga, señalando el espejo que preside su consulta.

El papel de la familia es "esencial", sobre todo en el caso de enfermos adolescentes, porque genera tensión en el momento de las comidas. De ahí que el equipo trabaje tanto con el enfermo como con su familia. "Salvo una información nutricional sana, el resto de las pautas son individualizadas y adaptadas a la dinámica familiar y las circunstancias de cada uno de los casos", señaló García Bernal. El papel de las familias es aún más importante al no haber en la región ningún centro especializado de ingreso para los casos más graves. Hay que derivarlos a otros, como el de Ciudad Real. "Pero en ocasiones alejarlos de su familia puede resultar negativo, por lo que se les mantiene en casa", señaló Daniel, que reconoció que ahora mismo tienen a enfermos "susceptibles de estar ingresados", pero que no lo hacen por la complicación de la distancia.

Además el equipo entiende que esa situación "sobrecarga" a las familias y "les da una responsabilidad excesiva", mientras que si hubiera un centro asequible no sería necesario.

La obesidad infantil es una de las causas desencadenantes de este tipo de trastornos. De ahí que el incremento actual de los casos de sobrepeso en niños haga presagiar un incremento de los casos de anorexia en el futuro. "Niños preadolescentes obesos, que reciben críticas, no están satisfechos con ellos mismos, no aguantan la presión social y empiezan a dejar de comer", es el ´perfil´ de quienes Daniel describió como posibles afectados. La mejor intervención en todos, pero más aún en el de los más jóvenes, es el preventivo.