El Ayuntamiento parece estar dispuesto a terminar con el botellón atacándolo en dos frentes, el de adultos y el de menores de edad. Por lo que se refiere al primero quiere solucionarlo con multas, algo muy mal visto en este país en el que sin embargo solamente el amago de multar sirve para que se cumplan las leyes en muchas ocasiones. Tengo entendido que en Reino Unido no se dispensa alcohol después de determinadas horas. Eso sería impensable aquí, y no creo que Reino Unido sea un país fascista que el nuestro, pero si se implantara en España es muy probable que consumidores y abastecedores se lo saltarían con mil triquiñuelas. Mucho más difícil me parece poner coto al botellón de los menores de edad.

Han comenzado porque la policía identifique y retenga a los menores cazados consumiendo alcohol en la calle hasta que lleguen sus padres. Supongo que algunos padres se mostrarán extrañados y tratarán de asegurar que es la primera vez que se entera de que su hijo consume alcohol. Unas veces será cierto pero en la mayoría de las ocasiones se trata de un escándalo farisaico.

A mi me gustaría saber qué sucede en los hogares cuando los progenitores estén a solas con sus retoños, esas pobres criaturitas que acaban de vulnerar al menos dos leyes: la de consumir alcohol sin tener la edad permitida y la de consumir en la calle. ¿Servirá todo esto para evitar que los chiquillos recaigan en su error? ¿Pondrán las familias los medios necesarios para que no vuelvan a incurrir en el mismo? Si alguien piensa que el botellón de los más jóvenes se soluciona con medidas policiales está muy equivocado porque le educación en la observancia de las leyes comienza en casa y todos sabemos que hay casas en las que no existen leyes ni educación para observarlas. Por otra parte, estos controles se llevan a cabo en lugares más o menos céntricos pero ¿qué sucede en el ferial? Mejor no saberlo. Los hemos arrojado lejos de nosotros para que no molesten pero lo que hagan allí nos tiene sin cuidado.