El radón es un gas de origen natural. No se ve, no se toca, no se huele, no genera ningún sabor, pero los científicos llevan tres décadas advirtiendo de su peligro en lugares cerrados y no ventilados. Según la Organización Mundial de la Salud, constituye la segunda causa más importante de cáncer de pulmón después del tabaco (los datos oficiales hablan de unos 1.500 fallecimientos anuales). Por ello, la Unión Europea obliga a España a que desde este mes de febrero adapte a su normativa la directiva 2013/59/Euratom, que establece un mayor control del radón, muy presente en el subsuelo cacereño.

De hecho, toda la provincia registra una exposición media a este gas, y además existen varias zonas de exposición alta en el Valle del Ambroz, Valle del Jerte, Campo Arañuelo, La Vera, Los Ibores, Tajo-Salor y Gata. Pero el radón está omnipresente porque se genera a partir de la desintegración radiactiva del uranio, que se produce de forma natural en suelos y rocas, sobre todo en las áreas graníticas. Emana fácilmente del suelo y pasa al aire, donde emite partículas radiactivas. Al respirar e inhalar esas partículas, se depositan en las células que recubren las vías respiratorias, donde pueden dañar el ADN y provocar cáncer de pulmón (entre un 3% y un 14% de los tumores son atribuibles a este gas, y la probabilidad aumenta en fumadores).

Al aire libre, el radón se diluye rápidamente, tiene concentraciones muy bajas y no suele representar ningún problema. «Por ejemplo, en el Oeste peninsular, estos materiales llevan 600 millones de años en la naturaleza y convivimos con ellos. Hay que situar el riesgo del radón en su justo término», explica Juan José Tejado, presidente de la Asociación de Geólogos de Extremadura y doctor en Física. El peligro solo se hace patente en lugares cerrados y no ventilados, que es donde los científicos e instituciones instan a tomar medidas

Por ello, la directiva europea aborda la exposición al radón en viviendas y centros de trabajo, donde no se pueden superar los 300 becquerelios por metro cúbico (bq/m3), e insta a los estados miembros a establecer medidas técnicas a la hora de construir inmuebles, especialmente en las zonas más afectadas. El radón, presente en el subsuelo, puede salir a través de grietas y porosidades (solo si las hubiera) y filtrarse en las casas asentadas en el terreno, especialmente en sótanos, garajes y plantas bajas. Existen remedios efectivos para evitarlo, que desde ahora serán obligatorios en los inmuebles de nueva construcción con la transposición de la directiva europea a la normativa española.

MÁS CONTROL / «Esta directiva pretende controlar los peligros derivados de las radiaciones ionizantes», explica el geólogo Juan José Tejado. Abarca la protección en dos aspectos: los lugares de trabajo y los recintos cerrados. Sobre los primeros, España cuenta desde hace años con la instrucción IS-33, del Consejo de Seguridad Nuclear, que hace referencia a que los niveles de concentración deben estar por debajo de los 300 becquerelios por metro cúbico (Bq/m3) y establece diversas medidas. Será en la protección de los recintos cerrados donde se introducirán las principales novedades, puesto que se ha actualizado el Código Técnico de la Edificación. Ya está listo.

Dichas medidas serán obligatorias y se centrarán sobre todo en las nuevas edificaciones. Para ello, el código incorpora una nueva sección, la HS 6, relativa a la protección frente a la exposición al radón. También incluye una serie de documentos complementarios que aportarán las soluciones «para que no se superen los 300 bq/m3 en las nuevas edificaciones residenciales (viviendas públicas y privadas), pero también en los centros educativos y hospitales», detalla el geólogo. Aunque estas novedades del Código Técnico de la Edificación no tienen carácter retroactivo, sí deberán aplicarse en las construcciones ya existentes cuando se proyecten reformas sustanciales, cambios de uso o ampliaciones.

SUBVENCIONES / En concreto, las concentraciones de radón en las nuevas viviendas se previenen con la instalación de barreras impermeabilizantes y una buena ventilación de todo el inmueble. Para edificaciones ya existentes se recomienda el sellado de grietas; mejorar las cámaras de aire; incorporar ventilación al forjado; introducir sistemas de extracción del radón de las zonas subterráneas, el forjado o la solera; o sellar piso y paredes (sin llegar a una estanqueidad que resulte contraproducente). «Un edificio con una ventilación normal no debe tener especiales problemas», subraya el experto.

Precisamente, con motivo de la directiva europea que ahora llega a España, el Plan Estatal de Viviendas 2018-2021, que será publicado en unas semanas, subvencionará las actuaciones en el interior de las viviendas para reducir de forma efectiva el promedio anual de concentración de radón a niveles inferiores a 300 bq/m3, o para recortar la concentración inicial en al menos un 50%.

La Organización de Consumidores y usuarios (OCU) cifra entre 5.000 y 6.000 euros el coste de la obra destinada a acabar con el radón en una vivienda afectada, y pide al Gobierno que junto con la transposición de la directiva apruebe un capítulo para ayudas públicas en las zonas en las que el gas está muy activo.

GRANITO INOCUO / Sea como fuere, hay que evitar los riesgos pero también abordar el tema en su justa dimensión. Sobre todo porque la naturaleza está compuesta de elementos radiactivos que llevan cientos de miles de años compartiendo el planeta con las personas. En Estados Unidos se ha llegado a hablar del granito como ‘un asesino silencioso’ en la encimera de la cocina de los hogares, pero los estudios lo contradicen. «Hay que tener cuidado con estos temas porque también existen guerras comerciales en tono a los materiales de construcción que pueden aprovecharse de cierta psicosis», advierte Juan José Tejado, recordando que Extremadura es una de las grandes productoras mundiales de granito.

En concreto, este geólogo y físico, autor de la tesis ‘Análisis de la actuación y la transformación de granitos como actividad NORM. Diseño y protocolo’, afirma que la amplísima mayoría de los granitos extremeños no tienen problemas de contenido radiológico, de modo que se pueden utilizar en el exterior y el interior de las viviendas sin problemas.