El residencial Ceres Golf se encuentra en una situación parecida a la de Infanta Isabel, parque Macondo, Maltravieso o Cáceres el Viejo. Tampoco está recepcionado por el ayuntamiento cacereño, en cambio, sus zonas sí que están en pase de revista, porque se trata de una urbanización privada, en la que los propios residentes se encargan de mantener las zonas públicas .

Como una comunidad de vecinos de cualquier edificio, los residentes de la urbanización Ceres Golf, igual que ocurre en el residencial Universidad, cuentan con una junta directiva y una empresa administradora, Gecom, que gestiona el dinero de todos para poder hacer frente a los pagos de alumbrado público, mantenimiento de zonas verdes y mobiliario urbano, y recogida de basuras.

Las obras de Ceres Golf se desarrollaron hace más de diez años al amparo de la Ley de Oferta Turística Complementaria --posteriormente derogada--, por la que obligó la construcción de un campo de golf, un hotel y viviendas consideradas de segunda residencia.

Los más de 250 vecinos "vinimos aquí sabiendo que esto era una propiedad privada, pero con el paso del tiempo nos dimos cuenta de la posibilidad de que el ayuntamiento recibiera esta zona, porque muchas de las viviendas han pasado a ser primeras residencias", cuenta Marina Cardenal, responsable de la junta directiva de la urbanización. Sin embargo, asegura que "el ayuntamiento no hace más que vendernos humo sin darnos razón alguna que justifique este rechazo", comentó.

El hecho de que el consistorio deniegue continuamente la recepción se debe a que la urbanización de Ceres Golf se llevó a cabo sin tener en cuenta las indicaciones técnicas municipales en cuanto a servicios e infraestructuras, por ejemplo, el acerado no reúne las condiciones específicas con las que cuentan el resto de residenciales de la ciudad. Sin embargo, según cuenta Fernando Graña, vicepresidente de la junta directiva, "esa es una razón absurda, ya que fue el propio ayuntamiento el que concedió la licencia para vivir aquí, entonces sí consideraba que todo estaba perfecto". "Estamos hartos --continúa-- porque nosotros pagamos impuestos como cualquier ciudadano, y aquí no todos somos ricos, como muchos piensan, muchos somos gente trabajadora", se queja.

Además, según explica Marina Cardenal, "no entendemos por qué dicen que esto es privado, cuando por las calles de nuestra urbanización circulan personas que no viven aquí, puesto que hay un hotel con el que apoyamos el turismo en la ciudad, es incongruente que la ciudad no nos apoye a nosotros, cuando se estropeen los viales de la calzada ¿también los pagará la urbanización?".