Con 21 años, el cacereño José Jesús Pantoja ingresaba en el Parque Móvil Ministerial. Hoy tiene 66 años, y en estos ya casi 45 años de servicio, 39 de ellos como chófer de los más altos cargos de la Justicia extremeña, muchas han sido sus experiencias y satisfacciones, y también anécdotas.

Muy lejos quedan ya aquellos Seat 1500 con los que tuvo que recorrer miles de kilómetros de precarias carreteras tanto de Extremadura como de otros muchos puntos de España por las que conducía a los presidentes de la Justicia extremeña a reuniones, encuentros y demás actos; lejos también las largas horas de camino, "antes de tener la autovía podíamos tardar hasta siete horas en llegar a Madrid"; los encuentros con las muchas personalidades de España con las que tuvo ocasión de coincidir e incluso labrar amistad, como Adolfo Suárez, siendo presidente del Gobierno, o el propio Juan Carlos I, entonces príncipe de España, recuerda.

Fueron años de servicio callado, discreto... siempre con el que, dice, ha sido en todo momento su lema: "Conducir, oír y callar". Otros fueron siempre los protagonistas, pero hoy, próxima ya su jubilación, que ya se habría tenido que producir y que aún no se sabe cuando será, pues se está pendiente de las transferencias de Justicia a la comunidad autónoma, el protagonista es él.

Apoyo de todos

Y es que, por llevar 40 años de trabajo "de forma eficiente e intachable, con unas cualidades humanas que le hacen una persona muy querida por todos", José Jesús Pantoja recibirá hoy la Cruz de San Raimundo de Peñafort que le ha concedido el Ministerio de Justicia atendiendo la propuesta del actual presidente del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJEx). Una propuesta de Julio Márquez de Prado a la que se adhirieron dos presidentes anteriores, en concreto Angel Juanes, actualmente magistrado de la Sala Quinta del Tribunal Supremo; y Carlos Entrena, hoy ya jubilado; así como otros altos miembros de la judicatura, como el fiscal-jefe de Extremadura, Aurelio Blanco; su antecesor, Jorge Sena, actual fiscal-jefe del Tribunal de Cuentas; o Federico Alba, juez decano de Cáceres.

Se trata de un importante galardón que asegura es para él "un gran honor y una enorme satisfacción".

No quiere pronunciarse sobre si la merece, lo único que sí señala es que es "un gesto que agradezco, pues es un reconocimiento a mis muchos años de trabajo y servicio".

Aunque no ha sufrido ningún incidente, ni ha tenido ningún problema grave, Pantoja sí reconoce que "en los años que estuve en Madrid este trabajo sí entrañaba cierto riesgo". Y ya en Extremadura, recuerda, aunque siempre con las lógicas medidas de seguridad que requieren los altos cargos de la Justicia a los que ha guiado por cientos de carreteras de toda España y con los que ha realizado varios millones de kilómetros, "todo ha sido más tranquilo".

Pero Pantoja insiste en que pese a los muchos años de trabajo y la responsabilidad de hacerlo para personas de tal alta posición, laboralmente nunca tuvo incidentes ni problemas, como tampoco los tuvo, asegura, a nivel personal. "Todos los presidentes con los que he trabajado han sido fantásticos, todos han tenido conmigo un trato inmejorable, me han tratado todos como si fuera de su familia, yo diría que incluso mejor que a sus familias, algo que les agradeceré siempre".

Por sus muchos años como conductor de altos cargos de la Justicia, Pantoja podría escribir un best seller, pero él tiene claro que "jamás revelaría nada de lo que he podido saber por mi trabajo, de lo que he podido oír al volante, no lo haría ni por todo el oro del mundo. Muchos, incluso altos cargos de la política, lo han intentado alguna vez y no lo consiguieron, ni lo harán".