El número 1 de ‘El Capitán Trueno’, de abril de 1986, o la primera revista de ‘El Jueves’, de mayo de 1977 y que se podía comprar por «25 pesetas y la voluntad» --reza la portada--, son algunas de las reliquias que se pueden ver en la exposición ‘Un mundo de historias en viñetas’, organizada por la Junta de Extremadura y el periodista Francisco Javier M. Romagueras, dueño del material expuesto que se podrá visitar hasta finales de abril en el Museo Pedrilla. El 27 de marzo se cumple el centenario del TBO, la publicación que popularizó el medio en España, por lo que la muestra ofrece un recorrido sobre la evolución de los cómics, analizando, en 13 capítulos, la llegada de las novelas gráficas, la politización de las historietas o la aportación extremeña a los tebeos, entre otros. Ubicados en algunos de estos capítulos se pueden ver ejemplares como ‘Hom’, de Carlos Giménez, uno de los grandes maestros de la historieta española; o ‘Torpedo 1936’, de Jordi Bernet, hijo de Miguel Bernet, creador del personaje de Doña Urraca. «Las historietas surgen al amparo de las publicaciones adultas de carácter político», desveló ayer Romagueras, que sitúa en la época de la posguerra la etapa más dorada de los cómics. «Entonces tenían una gran influencia y aparecieron varios nombres importantes como ‘El Guerrero del Antifaz’, ‘Mortadelo y Filemón’, ‘El Capitán Trueno’ o ‘Zipi y Zape’», señaló. «Hoy --los cómics-- no tienen esa repercusión, pero han dado un salto cualitativo consolidándose en el formato de la novela gráfica», añadió. Larga vida al cómic, pues.