Más de 100.000 personas pasaron por el ferial desde el mediodía del sábado hasta la mañana del domingo, según los cálculos del concejal de Festejos, Lázaro García. Esta cifra refrenda el sábado como el día grande de la feria cacereña, pero no para las casetas de copas, cuyo negocio se ha reducido "por el botellón ", según los empresarios consultados.

"El día estuvo muy bien, pero la noche más floja", apuntó Pedro Prieto, de la caseta El Sol. Más contundente se mostró José Zamora, de 40 principales, quien criticó que los grupos se concentran "por todo el perímetro de la casetas a beber y luego pretender entrar con sus vasos". "El botellón se va a cargar literalmente la feria", añadió.

Zamora puso como ejemplo su negocio que, dijo, "ha bajado un 20%". El empresario señaló que este malestar era general entre los caseteros, que invierten mucho dinero en sus locales --camareros, sonido, go-gós-- y que tienen que soportar "el daño" de los botellones "desde las tres de la tarde". "Este año había furgonetas de alquiler que se habían transformado en auténticas barras y discotecas", contó.

Por su parte, el responsable de Festejos destacó que se ha incrementado la presencia de personas de municipios de Badajoz y resaltó "el civismo de cacereños y visitantes" en una jornada que se desarrolló sin incidentes "de importancia".

No obstante, en la jornada más multitudinaria de la feria, los 26 voluntarios de Cruz Roja de servicio en el ferial tuvieron que realizar 92 asistencias, que acabaron con diez personas evacuadas al hospital San Pedro de Alcántara. Entre ellos, dos de las tres personas implicadas en una reyerta poco después de las siete de la mañana. El resto, se debieron a una insuficiencia respiratoria, una quemadura de primer grado o una fractura de clavícula, así como comas etílicos, esguinces, alergias o rozaduras.

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