Objetivo de la misión: que ni un solo soldado del Ejército, esté donde esté, sea en un cuartel de Galicia o en una base en medio del desierto afgano, se quede sin examinarse para ascender a cabo o cabo primero, y además lo haga con los mismos derechos que todos los demás. Esa es la función que tiene encomendada en exclusiva el Cimov cacereño, cuyos mandos viajan estos días a destinos como Kosovo o el Líbano con los exámenes lacrados bajo el brazo, atravesando carreteras bombardeadas y tomando distintos enlaces durante horas y días hasta llegar a las bases españolas, y poder entregar finalmente un test a cada soldado.

El cometido, excepcionalmente riguroso, lo lleva a cabo el centro cacereño para todo el Ejército español desde hace 4 años. La labor es ardua, compleja, ya que el Cimov trabaja mes a mes como tutoría central de cada uno de los soldados que se preparan estos exámenes. La mayoría viajan a Cáceres desde sus destinos en España para evaluarse en mayo o junio, pero otros difícilmente pueden abandonar sus delicadas misiones en Bosnia, Kosovo, Afganistán o Líbano. Por ello, los mandos del Cimov --comandantes y capitanes que dominan idiomas-- hacen las maletas voluntariamente. "Candidatos no faltan, al contrario, se van alternando", desvela el teniente coronel Juan Carlos Fernández Rincón, coordinador del programa.

APUNTES ENTRE TANQUES Pero no es un viaje de placer, ni mucho menos. El desplazamiento a Afganistán, por ejemplo, exige salir una semana antes para poder llegar a tiempo. Y es que los exámenes deben realizarse a la vez en cualquier parte del mundo para evitar que algún aspirante se haga con las preguntas. "Hoy todo es posible con el móvil y el correo electrónico", recuerda el teniente coronel. Los mandos solventan las dudas de última hora y les examinan. La corrección se realiza en el Cimov mediante un proceso ya automatizado.

Lógicamente, estos soldados tienen peores condiciones para preparar su evaluación en la recta final. "Pasan casi todo el tiempo fuera de la base y el ambiente no es el mejor para el estudio. En Afganistán, por ejemplo, registran 33 grados de día y -4 de noche. Pero los resultados son muy buenos: muchos logran aprobar", señala el teniente coronel, recordando que el fracaso en la enseñanza militar es bajo por la motivación del soldado.