Caleros lucía más engalanada que nunca. Las vecinas se pusieron a trabajar hace días para recuperar los mejores años de la calle más cacereña, con arcos de flores trenzadas, casas encaladas, banderas, rejas cubiertas de palmas y claveles, tapices... "Llevo aquí medio siglo y siempre he recibido a la Virgen. Esta vez nos hemos esmerado. Pondré una colcha y un mantón heredado de mi abuela", explicó Faustina Martín a media mañana de ayer. Horas más tarde, la calle Caleros, Fuente Concejo y todas las pendientes de San Marquino y la muralla estaban abarrotadas para recibir a la patrona, la Virgen de la Montaña, en su tradicional descenso a la ciudad.

El ambiente era espectacular. El público no dejaba un solo hueco en los aledaños del Marco y Concejo. Cientos de personas llegaban por Miralrío. La Virgen, que partió a las seis y media de su santuario en la Montaña (siglo XVIII) y que tuvo que ser protegida de la lluvia en algún tramo, comenzó a descender San Marquino hacia las ocho y cuarto a hombros de 120 hermanos divididos en cuatro turnos, todos con un mínimo de doce años de antigüedad. Pasadas las ocho y media, la imagen llegó a Concejo, el punto de entrada a Cáceres, donde 5.000 personas según la Policía Local se apretaban calladas para no perder un solo detalle.

Alguien rompió el silencio: "¡Viva la Virgen de la Montaña!", y mil voces respondieron con más vivas, con aplausos, con una ovación que subió hasta Caleros. La patrona entró en Cáceres.

El alcalde, acompañado por la corporación municipal en pleno y por el presidente de la diputación, Antonio Caperote, recibió a la Virgen y le entregó el bastón de mando junto con un ramo de flores. Nuevos vítores y un aplauso multitudinario ahogaron algunas gotas de lluvia. El público entonó entonces la salve y la procesión se formó oficialmente para discurrir por las calles cacereñas: la banda municipal y de la diputación, ediles, el obispo y autoridades religiosas, representantes de las cofradías, mantillas blancas y negras, trajes regionales...

LA CAMPANA DEL VAQUERO

La imagen, sobre andas de plata y ánforas de claveles y gladiolos, marchó escoltada por todas las fuerzas del orden. Dos pancartas le dieron la bienvenida en el Arco del Cristo y Caleros. La ermita del Vaquero hizo sonar su campana.

La Virgen llegó por el casco viejo hasta la plaza Mayor, llena a rebosar, donde los concejales cargaron la imagen según la costumbre. El alcalde pronunció un discurso repleto de agradecimientos hacia la patrona por el desarrollo de la ciudad, y le pidió ayuda para trabajar "por el progreso y la paz en todo el mundo". También solicitó apoyo para todos los cacereños y no olvidó "esos equipos deportivos que llevan la representación de la ciudad y que ahora necesitan acertar".

La patrona llegó al final de su recorrido en Santa María, donde se celebrará el novenario hasta su regreso al santuario el día 5.