Sus más de 1.000 butacas lo convierten en el segundo mayor espacio escénico de la capital cacereña, tras el Palacio de Congresos, pero lleva casi veinte años cerrado. Hasta los técnicos recomendaron cortar el sistema eléctrico en las últimas revisiones. Ni el Gran Teatro, con su aforo para 565 personas, ni el Complejo San Francisco, con 600 (coro incluido), se acercan siquiera a la capacidad de este gran salón de actos, perteneciente al instituto El Brocense e inaugurado en el curso 1964-65. Testigo directo de la vida cultural de la ciudad (conciertos, teatro, primeros mítines de la democracia, certámenes de Carnaval, mucho cine...), languideció a finales de los 90 hasta su cierre en torno a 1998.

En el instituto ha surgido un nuevo movimiento a favor de su reapertura, alentado desde hace años por la directora, Milagros Lancho, y lanzado a los medios y a las instituciones por el profesor de música, Sebastián Díaz. Secundado por los ambientes culturales, ya ha tenido eco. Todos los grupos políticos del ayuntamiento acaban de aprobar una moción del PP para instar a la Junta de Extremadura (responsable del centro) a una reforma integral del salón de actos, que presenta numerosas deficiencias. «Esta situación se ha convertido en un clamor por parte de la comunidad educativa», indica la propia moción. «Sería muy beneficioso no solo para el instituto, sino para toda la ciudad, ya que podría utilizarse de nuevo por distintos colectivos», subraya la directora.

Las causas que se alegan en la moción son incuestionables: se trata del centro público educativo más antiguo de la provincia, creado por María Cristina de Borbón en 1839 (Real Decreto) y convertido en un «referente educativo y cultural». Se ubicó en San Jorge hasta su traslado a las actuales dependencias hace 53 años. Por sus aulas han pasado, como profesores y alumnos, los grandes nombres de la comunidad intelectual cacereña: Sanguino Michel, Jesús Delgado Valhondo, Antonio Hurtado, Pablo Naranjo, Angelita Capdevielle, Ortí Belmonte, Donoso Cortés, Antonio Silva, Hernández Pacheco o Diego María Crehuet.

Además, el instituto fue diseñado por Vicente Candela con una arquitectura modélica que tuvo eco nacional, abierta y estructurada en 8 pabellones, zonas verdes, cafetería, pista, gimnasio y el extraordinario salón de actos.

Este espacio albergó algunos actos políticos de los albores de la democracia, como un mitin de Manuel Fraga y la fusión de Alianza Popular con el Partido Regional Extremeño. También diversos conciertos, numerosas charlas, incontables espectáculos a cargo de escolares de distintos centros, una larga colección de presentaciones de libros y exposiciones variopintas. Fue escenario del certamen de murgas y comparsas en los mejores años del Carnaval, y acogió toda la programación del Gran Teatro mientras éste se reformaba a principios de los 90, convirtiéndose en la sede de la cultura cacereña. Además, proyectaba cine de forma continuada tras el cierre de históricos como Astoria y Coliseum.

Aún permanece el proyector en la tercera planta, rodeado de cartelería alusiva a las películas, horarios, entradas... En el hall se conservan los elegantes muebles trasladados desde el primer instituto en San Jorge. El salón mantiene sus butacas verdes numeradas, el espectacular escenario de madera, los grandes telones, la tramoya, los camerinos...

«Viéndolo te apena la situación que tenemos en el instituto. Ensayamos algunas de nuestras actividades en el patio y en el hall del salón, que tiene una gran cristalera y luz natural. También la ciudad se ve mermada por la falta de espacios para conciertos, presentaciones de libros, conferencias... --subraya Sebastián Díaz--, máxime cuando Cáceres ha perdido otros auditorios de referencia como Capitol y Clavellinas». Bien lo sabe este profesor, directivo de la Asociación Musical Cacereña, que se ha quedado sin su principal escenario en Clavellinas.

Sebastián fue en su tiempo alumno del Brocense. «Disfrutamos mucho del salón, nosotros y el resto de la ciudad. Luego llegué aquí como profesor de música y me lo encontré cerrado. Empecé a trabajar con los alumnos y me di cuenta de las limitaciones. Por ejemplo, hemos organizado 40 conciertos didácticos y hemos tenido que celebrarlos en la biblioteca, un marco magnífico, pero sólo caben dos grupos y algunos tenían mucha calidad (las big bands sin ir más lejos) como para haber merecido un aforo mayor», lamenta.

Pero es que el propio instituto tiene una agenda intensa. «En el último festival de Navidad han querido tocar y cantar unos 200 alumnos en distintas agrupaciones, además de nuestro coro de 41 integrantes. Solo disponemos del Aula 3, con capacidad para 100 personas, y dolía en el alma que los que actuaban tenían que salir para que entraran los siguientes. Incluso pedimos a los alumnos que no invitaran a sus padres, y hubo que eliminar una pieza del coro y la orquesta de cámara porque no cabían», detalla el docente. Cabe recordar que en el centro estudian 1.300 alumnos de ESO, Bachillerato y FP en horario de mañana, tarde y noche.

ENSAYOS IMPROVISADOS / Del mismo modo, los ensayos de los conciertos didácticos organizados junto a la Orquesta de Extremadura se han tenido que realizar en el hall del salón de actos. También allí se ha llevado a cabo algún que otro acto desde el cierre, como una exposición alusiva a El Quijote. «Ahora nos han seleccionado para representar en el Gran Teatro, junto con la Escuela Superior de Arte Dramático (ESAD), una adaptación de Luisa Fernanda. Tenemos que realizar ensayos parciales en el patio cuando no llueve», relata.

Pero además, según explica el profesor, la propia ESAD tiene que trasladarse a Casar de Cáceres para ensayar. Tanto el Conservatorio de Música como el de Danza, y diversos colectivos culturales, también precisan un espacio como el auditorio de El Brocense. «Y algo muy importante: en el instituto impartimos los ciclos ‘Producción de espectáculos y audiovisuales’ e ‘Iluminación, tratamiento y captación de la imagen’, para los que el salón de actos sería un recurso muy adecuado», afirma la directora.

Existen otras ventajas: «El recinto está situado en un lugar céntrico y dispone de entrada independiente por Médico Sorapán», subraya Milagros Lancho, que lleva años defendiendo esta petición, y no dudó en lanzarla en 2015 ante las autoridades cuando el instituto recibió la Medalla de Cáceres por su 175 aniversario

Con todos estos argumentos, Sebastián Díaz publicó una carta en el Periódico EXTREMADURA dirigida a todas las instituciones, y escribió misivas a la alcaldesa, Elena Nevado, y a la consejera de Educación, Esther Gutiérrez. La solicitud está lanzada y comienzan a llegar las respuestas. La última palabra corresponde ahora a la Junta de Extremadura.