Existe una clara diferenciación entre las zonas legales y las ilegales a la hora de pintar grafiti en Cáceres. Según la relación recogida por la investigadora Esther Masa y actualizada por los grafiteros, los muros legales se encuentran en el instituto García Téllez, la Ciudad Deportiva, el campo de fútbol de Pinilla, el Auditorio, las pistas de patinaje de Los Castellanos, dos paredes junto a Héroes de Baler, una nave antigua en la Charca Musia y El Molino (cerca del Espíritu Santo). Entre los ilegales destacan las viejas dependencia de Campsa y cualquier pared no autorizada donde los grafiteros acostumbren a dejar sus creaciones.

El uso del muro conlleva un funcionamiento interno que solo ellos suelen conocer. En las zonas legales está muy establecido. Por ejemplo, los que pintan en el García Téllez cuentan con un permiso firmado por el director del centro y por el ayuntamiento. La pared del instituto se encuentra dividida en tramos y cada uno pertenece a un grafitero, de modo que nadie puede trabajar encima sin pedirle permiso (suelen permitírselo a los colegas más cercanos). "Se trata de una cuestión de respeto entre artistas urbanos, algo muy importante para ellos", afirma la antropóloga. Con independencia de los permisos individuales, la asociación de grafiti de Cáceres cuenta con una autorización específica para utilizarlo. Por tanto, la permanencia de las piezas no es fija, algunas duran meses y otras años. Destaca la calidad de las obras del instituto y de la vieja Campsa, el lugar favorito para muchos y un auténtico museo del grafiti.

Presión vecinal

Sin embargo, existe unanimidad en el colectivo respecto a la "escasez" de zonas legales, incluso recuerdan que antes había sitios en los que ya no está permitido pintar: los transformadores de la luz o el muro del colegio Giner de los Ríos, desautorizado por la presión de los propios vecinos.

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