Las Minas tenían código postal, el 10195, y hasta alcalde pedáneo. Fue una de las víctimas de la represión franquista de finales de 1937 y principios de 1938, como otros diecinueve «mineros» de Aldea Moret.

La vida allí trascurría de otra manera. “Esto era un pueblo muy pequeño, pero prácticamente no tenía relación con otros sitios; aunque estábamos a tres kilómetros, el contacto con Cáceres apenas existía” explica Eugenio Muñiz, hijo del facultativo jefe de Aldea Moret.

En Las Minas había escuela, médico y economato de la empresa, iglesia, un comercio de Francisco Chanclón, que fiaba las compras a las familias, y hasta una piscina, donde “sólo entraban los hijos de los encargados grandes y los ingenieros, los de los obreros, nada”, dice Eusebio Salgado, que ahora reside en Vitoria.

“Nuestras madres tenían mucho trabajo», explica Feliciana del Sol, hija y nieta de mineros, su abuelo fue uno de los que mataron en 1938, «los suelos se fregaban de rodillas, se iba a Fuente Santa a lavar, las mujeres estaban en las puertas, con un estropajo limpiando el umbral, cantando las canciones de aquella época, de la Piquer, pero era una vida de mucha unión, te ibas a lavar y dejabas el puchero en la lumbre y los niños en la cuna, y ya sabías que tu vecina iba a estar pendiente». C.H.M.