Con la llegada del Novenario, la cofradía de la Montaña ha auditado todos los sistemas de seguridad del santuario y de Santa María a través de Jorge Rosado, socio director de Adler Time, una consultora para reforzar las medidas, revisar los protocolos y adaptarlos a las circunstancias actuales. La seguridad, según indican fuentes de la junta de gobierno de la hermandad, se refuerza no solo por el valor económico de las piezas sino por su simbolismo. Durante la estancia de la patrona en la concatedral, la Virgen es custodiada por agentes de la policía local, del Cuerpo Nacional de Policía y por vigilantes privados.

Es esta una de las novedades de un novenario que comienza oficialmente hoy con la tradicional Procesión de Bajada, una de las de mayor calado en la ciudad y en la que la Real Cofradía ha tenido a bien rendir este año un homenaje a Divertea, asociación orientada a la ayuda a las personas de espectro autista y sus familias. Por ello, durante el desfile de hoy, Rosa Simón, presidenta de Divertea, compartirá presidencia en la procesión con el mayordomo de la Montaña, Joaquín Manuel Floriano Gómez.

Cáceres está ya preparada para vivir una jornada inolvidable aún a la espera de que la Junta tenga a bien otorgar el título de Fiesta de Interés Turístico Regional a la procesión de bajada, una costumbre que se repite desde 1641, año en que la talla bajó por primera vez desde su santuario ante las peticiones del vecindario en un año de grandes sequías. Hoy volverá a hacerlo, en presencia de numerosas autoridades encabezadas por la presidenta de la Asamblea, Blanca Martín, (el presidente extremeño Fernández Vara, y quien lo antecedió en el cargo, José Antonio Monago, han excusado muy a su pesar la presencia por motivos de agenda).

La procesión tiene tras de sí un gran trabajo de organización, que realiza de modo encomiable Alberto Gómez-Saucedo Márquez, vocal de gobierno. El ajetreo de estos días bien merecerá hoy una comida de cofrades y miembros de la Real Cofradía: los huevos fritos con patatas y chorizo que marcan la tradición y que comerán este año en el convento de las monjas de la congregación franciscana de la Inmaculada Concepción, anexa al santuario. Poco después, en torno a las cinco de la tarde, el hermano mayor, Antonio Fernández Borrella, organizará los turnos de carga con el reparto de planillos y la disposición de los cuatro turnos de 30 hermanos que conforman los 120 que cargan a la Virgen (todos menores de 65 años) y cada uno con sus jefes de paso. Este año hay 79 hermanos aspirantes, de ellos 2 pasarán a ser hermanos titulares. Se impondrá la medalla de veteranos a otros dos por haber cumplido los 65 años.

La Virgen saldrá del santuario a las 17.30 y entrará en Santa María sobre las 22.00, en ambos casos a hombros del turno número 2. La camarera, Pilar Murillo, vistió ayer primorosa a la patrona con el manto que le regaló la ciudad. Lucirá la corona de diario y portará claveles blancos, amarillos, rojos y rosas, lilios y gladiolos que ayer se colocaron de manos de la camarera de ornato, Pilar Campos, y sus colaboradoras. Ya está todo a punto para la gran cita de Cáceres.