En los últimos ocho años, la natalidad ha caído un 20%. Todo el sistema del bienestar, del que tanto presumimos en España, está montado sobre el pago de impuestos de la población, pero, si no hay quien los pague, será difícil sostenerlo. Todos queremos que suban las pensiones, se lo merecen, son nuestros padres y abuelos. Pero sin relevo generacional, no sólo no subirán en un futuro, sino que puede que desaparezcan.

Recuerdo una familia en mi pueblo, entre sus muchos hijos estaban mis mejores amigos, que, en proporción, ganaba y disponía de muchísimo menos de lo que ahora cualquier familia dispone. Con todo, sacaron a sus hijos adelante. Siempre tuve algo de envidia de la felicidad que en aquella casa se respiraba. Sin desear estrecheces para nadie, está claro que se pueden tener más hijos que «la parejita». Aunque a veces ni eso. El egoísmo y el miedo al amor y al compromiso frenan mucho. Cuando sólo pensamos en nosotros mismos y sólo nos queremos a nosotros mismos, difícil es aceptar a nadie más en nuestra vida. Cuánto más, si, incluso, esa persona no es de mi misma sangre.

«Tu compromiso mejora el mundo», dice el lema de Cáritas para el Día de la Caridad de este año, que se celebra el próximo Domingo, día del Corpus Christi. Aunque sea difícil, quizá no sea aún imposible. «Somos conscientes de que, hoy, no está de moda hablar del compromiso», dicen los obispos en su mensaje para este día, «es más, para muchos, en esta cultura de lo virtual, de lo inmediato y pasajero, la preocupación por los demás se considera como algo trasnochado.

Sin embargo, el compromiso en favor de los más débiles y por la transformación del mundo, es la más noble expresión de nuestra dignidad, de nuestra responsabilidad y solidaridad». Salgamos de nuestro caparazón egoísta y abrámonos a la vida, abrámonos a los demás. Arriésgate, serás feliz.