Aún no habías aprendido a leer y ya ibas a la catequesis. Apenas sabías decir "la M con la A, MA" y tenías el catecismo en tus manos. En el periódico y en la radio, religión. Se incrementaba al acercarse la primera comunión. A partir de ese momento el personal se dividía. Unos continuaban con la frecuencia de la práctica religiosa y otros se dedicaban a jugar al fútbol en el Rodeo y al futbolín vigilados por Peluca. En el ´isti´ tenías misa cada domingo y próxima la Semana Santa te obsequiaban con unos ejercicios espirituales. Pero resulta que a tu pandilla les gustaban las chicas de otra pandilla. El domingo, que era el día de salida, y de salidos, os apostabais ante la iglesia de san Juan. Porque ellas hacían ´la visita´. Bueno, la hacían casi todos los días. Porque eran Hijas de María o sobrinas de santa Joaquina de Vedruna, alguna llevaría escapulario, muchas cumplirían con los nueve primeros viernes de mes o eran de comunión diaria. De manera que las perspectivas del ligue estaban claras. Un puñado de pipas, paseos, Pintores arriba y abajo, y roces de hombros. Claro que también las había que no eran de comunión diaria precisamente pero cuando ibas " en serio" tú buscabas una mujer como tu santa madre. Y virgen, porque entonces había vírgenes.