En la novena jornada del juicio por los ruidos de La Madrila también declaró Ignacio P. B., un vecino que residió hasta hace un año en el número 2 de la calle Doctor Fleming y a quien molestaba Barroco y Latino’s. Su piso era el ático, situado en un séptimo, por lo que asegura que allí no llegaban las vibraciones. En su vivienda se escuchaba, afirmó, la música del interior de los locales «porque dejaban las puertas abiertas». Motivo por el que se vio obligado a insonorizar las ventanas. «De mayo a septiembre teníamos que dormir con el aire acondicionado porque con la ventana abierta era imposible dormir, el ruido era brutal», señaló. Y en casa del portero de su edificio (un primero) «era imposible vivir» porque «retumbaba el suelo». Este vecino apuntó a que esta situación se incrementó con la llegada de Carmen Heras porque «concedió muchas licencias de café concierto a pesar de que era zona saturada». SIRA RUMBO