La Audiencia Provincial ha declarado probado que José Manuel Tabares, de 32 años y natural y vecino de Valencia de Alcántara, violó en la madrugada del 22 de junio del año pasado a una mujer deficiente de su localidad, en su propia casa y tras agredir a la madre, de 83 años, sorda y con sus capacidades de visión y movilidad limitadas.

Le declara por estos hechos autor de un delito de violación sobre persona especialmente vulnerable, por el que le condena a 13 años de prisión; así como también autor de un delito de amenazas, por el que le condena a 7 meses de prisión; y autor de una falta de daños y otra de lesiones, imponiéndole por estas una multa total de 372 euros de multa. Además, el tribunal también le condena a pagar a su víctima una indemnización de 20.352 euros (20.000 por los daños morales y 352 por las lesiones) y una indemnización de 1.677 euros a la madre de la anterior por las lesiones que le produjo al agredirla y la secuelas derivadas de las mismas.

Los hechos por los que José Manuel Tabares fue juzgado el pasado día 10 y ahora ha sido condenado tuvieron lugar sobre las tres de la madrugada del 22 de junio del 2006.

PROBADO Según recoge la sentencia de la Audiencia como hechos probados, el procesado accedió "con ánimo libidinoso" a la vivienda en la que su víctima, de 53 años y que padece una "deficiencia mental leve agravada por una falta de factores educaciones y sociales", vive con su madre en Valencia de Alcántara.

Accedió a la casa rompiendo el cristal de la puerta, y una vez dentro "cogió a la mujer, la golpeó y la llevó hasta la alcoba con dos camas donde duermen madre e hija, y al oponerse la tiró al suelo golpeándole la cabeza y tapándole la boca a la vez que le decía que si gritaban las iba a matar". También golpeó a la madre y la advirtió igualmente que si salía a la calle "la mataba". Posteriormente desnudó a la hija de cintura para abajo y la violó.

Todo terminó cuando, alertados por una vecina, llegaron a la casa dos agentes de la Guardia Civil "y pudieron oír el altercado que había dentro". "Llamaron a la puerta y tres o cuatro minutos después salió el acusado, que no respondió a sus preguntas de identificación ni de a dónde iba ni qué hacía, y salió corriendo".

Aunque el procesado aseguró en el juicio que no golpeó a las mujeres ni violó a la hija, asegurando que estuvo en la casa apenas 15 minutos y que solo hablaron, el tribunal señala en su sentencia que su culpabilidad "ha quedado demostrada, tanto por las declaraciones de las víctimas y testigos, como por las pruebas".