El vecino de Losar de la Vera que el 25 de agosto del 2005 acabó con la vida del acosador de su mujer, al que asestó más de 30 puñaladas, y al que el jurado popular declaró el pasado día 13 culpable de homicidio, con la eximente incompleta de enajenación mental transitoria y la atenuante de confesión, ha sido condenado a tres años y medio de prisión. De esta condena habrá de descontarse el tiempo que ya ha estado privado de libertad, concretamente un año y cuatro meses, pues ingreso en prisión al día siguiente del suceso.

Inicialmente el acusado, Enrique Manzano, de 57 años, se enfrentaba a entre 9 y 24 años de cárcel, penas que solicitaban respectivamente el fiscal y la familia del fallecido. Tras el juicio, y ante el veredicto del jurado, ambos rebajaron a 7 años de prisión su petición; mientras que la defensa solicitó una condena máxima de dos años y medio.

Y en cuanto a responsabilidad civil, el fiscal solicitó el pago de una indemnización de 200.000 euros para la mujer y los hijos del fallecido; la acusación 400.000 euros y la prohibición de residir en Losar de la Vera en 10 años; y la defensa 30.000 euros, alegando que los dos hijos del fallecido "ya están emancipados" y no se había demostrado que la mujer hubiera sufrido pérdida económica.

En este caso la Audiencia fija una indemnización de 100.000 euros para la mujer y de 9.000 euro para cada uno de los dos hijos; a los que, además, el acusado no podrá acercarse a menos de 25 metros en cinco años.

PROBADO El trágico suceso por el que Enrique Manzano ha sido condenado ocurrió la tarde del 25 de agosto del año 2005, cuando se encontró con Raúl Armengol, del que se había distanciado por el acoso al que tenía sometida a su mujer y a él mismo y que le había costado una orden de alejamiento que no cumplía.

Probado que Enrique Manzano acabó con la vida de Raúl Armengol de varias puñaladas en el transcurso de una pelea, la pregunta clave a responder era de quién era el cuchillo que se utilizó. Para el tribunal, y así se recoge en su sentencia, hay pruebas suficientes "que nos permiten afirmar que quien portaba el cuchillo no era Enrique sino Raúl", añadiéndose "el arma no lo llevaba Enrique y que el desenvolvimiento de la situación fue esencialmente como lo relató el acusado, que Raúl intentó agredirle y él esquivó el golpe". Y, asimismo, que el acusado tenía afectadas sus facultades de autocontrol por el acoso al que le tenía sometido el fallecido.