Marcolino Joao Dos Anjos, el indigente portugués que mató a otro a palos en una de las viejas naves de Campsa, ha sido condenado finalmente a cuatro años de prisión por un delito de lesiones con instrumento peligroso en relación con un homicidio imprudente. El fallo sigue las directrices del veredicto que emitió el jurado popular que juzgó al acusado la semana pasada y que le consideró culpable de este delito, en vez del de asesinato por el que estaba imputado inicialmente por la Fiscalía.

El tribunal ha considerado en la sentencia como atenuante la enajenación mental del acusado, ya que, según el informe del forense, sufre una personalidad límite entre la enfermedad mental y la normalidad. Por lo que se ha impuesto una pena ligeramente superior a la mínima posible por este delito, que son los cuatro años.

El fallo judicial corrobora el veredicto del jurado en cuanto a los hechos y sus circunstancias. O sea que se considera probado que el 23 de junio del 2007 el portugués y el otro indigente, Rafael Peñafiel, con el que convivía en la nave hacía un año, iniciaron una discusión que degeneró en una pelea. El procesado le golpeó reiteradamente con un arma blanca y varios palos y herramientas, aunque sin ánimo de matarle. Sin embargo, uno de los golpes de la cabeza le causó un traumatismo mortal.