Ochenta y seis años y seis meses de cárcel. Esta es la condena que ha impuesto la Audiencia Provincial de Cáceres a un joven de 24 años, Juan Ignacio Silva Barriga, por 17 delitos demostrados de violaciones, violencia familiar habitual, detención ilegal y coacción a la que fue su pareja sentimental entre agosto del 2001 y marzo del 2003, S. R. P. Además, se le condena a indemnizar a su exnovia con 60.000 euros y se le imponen dos multas de 120 euros cada una.

La sentencia no puede ser recurrida, según la Audiencia, salvo "por el motivo de no haberse respetado los requisitos o términos de la conformidad prestada".

Entre los hechos probados, el fallo judicial narra un rosario de agresiones sexuales, humillaciones y golpes sufridos en silencio por la denunciante durante un largo periodo de casi dos años en los que ambos convivieron en un piso de la calle Argentina.

Según el relato de la sentencia, Juan Ignacio inició la relación sentimental con su novia en agosto del 2001. Todo discurría normalmente hasta que al mes y medio éste empezó a descargar sobre su compañera sentimental "toda su agresividad verbal y física, repitiéndose con frecuencia (con un mínimo semanal) los insultos, las humillaciones, las expresiones descalificativas y vejatorias, las ofensas y menosprecios hacia su persona, acompañados de agresiones físicas concretadas en golpes empujones y acometimientos de todo tipo". Esta violencia continuada colocó a S. R. P. "en una situación de temor, desasosiego, angustia, intranquilidad e inseguridad", se asegura en el fallo.

La denunciante decidió romper la convivencia en agosto del 2002. Sin embargo, las agresiones físicas y verbales no cesaron. La joven no se atrevió a poner fin a la relación ni a denunciar los hechos "a causa de su enamoramiento", explica el fallo. La mujer quedó embarazada, se lo comunicó a su novio y éste reaccionó airadamente, por lo que la relación se rompió en febrero o marzo del 2003. En noviembre, los hechos llegaron al juzgado.

LOS HECHOS La sentencia describe cuatro espeluznantes episodios de maltrato sufrido por la denunciante y costata más de una docena de violaciones.

La primera agresión fue en octubre del 2001, cuando José Ignacio le puso una navaja en el cuello a S. R. P. mientras estaban en el interior de su coche, amenazándola de muerte, para obligarla a volver a un bar en el que ambos estaban anteriormente con un grupo de amigos.

En diciembre del 2001, discutieron en la plaza Mayor porque ella había saludado a un familiar dándole un beso, la llevó a un trastero de la calle Picadero, la golpeó, la tiró al suelo, la obligó a mantener relaciones sexuales contra su voluntad y la dejó encerrada unas siete horas.

En la feria de Cáceres del 2002, discutieron en una caseta porque ella aceptó bailar con un conocido. La sacó de la zona por la fuerza, la llevó a casa, la golpeó, la puso la almohada en la cara y al final la dejó encerrada hasta el día siguiente en la casa llevándose las llaves de ésta.

En febrero o marzo del 2003, Juan Ignacio se enfadó porque S. R. P. decidió que fuera su madre quien la acompañara al ginecólogo en la primera revisión del embarazo, la apretó el cuello, la abofeteó y la tiró al suelo.

Juan Ignacio fue detenido en noviembre del 2003 y puesto en libertad provisional al día siguiente. Tras la sentencia de 12 de abril pasado, irá a prisión aunque no pasará en ella los 86 años.