Una mujer, con la ayuda de un amigo, fingió el robo en su vivienda para justificar ante su marido el dinero que se había gastado. Tal y como recoge la sentencia los hechos sucedieron en la calle Hernández Pelayo. Ambos, de común acuerdo y junto a otra persona que no está acusada en esta causa, decidieron simular el robo en el domicilio de la mujer con el objetivo de que ella pudiera justificar ante su marido, que se encontraba interno en el centro penitenciario de Cáceres, la desaparición de 700 euros.

Realmente el dinero no se había extraviado, sino que ella misma se lo había gastado. Además, una vez que ya estaban en la hazaña decidieron llevarse unas joyas para venderlas, adquirir liquidez y repartirse las ganancias entre ambos. Para darle credibilidad al robo decidieron fracturar la puerta de entrada y revolver el interior de la vivienda. Una vez realizados los hechos la mujer se personó en la comisaría para denunciarlos.

Poco tiempo después y con el mismo fin, decidieron simular otro robo, pero esta vez el de una cartilla de ahorros, de la que ambos sacaron un dinero que volvieron a repartirse entre los dos. Nuevamente la mujer procedió a denunciar los hechos en la comisaría.

El juzgado abrió diligencias por ambos casos y, tras las investigaciones oportunas, concluyó que se trataban, los dos, de simulaciones de delitos. Así el Juzgado de lo Penal 1 s ha condenado a los dos a pagar una multa de 1.080 euros (seis meses de multa a razón de 3 euros diarios por cada uno de los delitos por los que se le acusa).

La sentencia fue puesta de conformidad entre las partes. De hecho, tal y como indica el fallo, los acusados reconocieron todos los hechos por los que le acusaba el Ministerio Fiscal. Por esta razón la sentencia es firme y contra ella no cabe recurso alguno.