El conductor suicida que hace justamente un año fue detenido en la carretera N-630, tras una larga y accidentada persecución que se prolongó durante más de 100 kilómetros y en la que participaron numerosas dotaciones policiales que incluso tuvieron que utilizar las armas, será juzgado después del verano.

Será el 12 de septiembre cuando, en el Juzgado de lo Penal, F. J. C. M., de 55 años, se siente en el banquillo de los acusados para responder de los delitos de conducción temeraria y atentado. Son los que se le imputan y por los que se enfrenta a 5 años de prisión (tres años por el primero y dos por el segundo), el pago de 6.690 euros de multa y la retirada del permiso de conducir durante 10 años, que son las penas que para él pide el fiscal por los hechos que ocurrieron el verano pasado. Fue, concretamente, la madrugada del 11 de julio del 2005, cuando la temeraria conducción del acusado motivó una persecución que duró más de 100 kilómetros, y en la que participaron una veintena de agentes de diferentes cuerpos de seguridad y seis vehículos policiales.

Se inició a las 01.45 horas, cuando F. J. C. M., que circulaba por la Ex-100 en sentido hacia la intersección con la N-521, "rebasó a gran velocidad, en una curva sin visibilidad y con prohibición de adelantamiento", a un vehículo de la Guardia Civil que, ante la peligrosidad de su conducción, intentó detenerle mediante señales luminosas y acústicas. Pero el acusado, "no sólo no obedeció la orden, sino que incluso aumentó su velocidad y al llegar al cruce con la N-521, sin detenerse ante la señal de stop, tomó sentido a Cáceres".

GRAN PELIGRO Desde dicho punto y hasta que se consiguió detenerle en las conocidas curvas del Tajo de la N-630, el acusado condujo en todo momento "de forma totalmente descuidada y a gran velocidad, invadiendo la calzada contraria en numerosas ocasiones y produciendo un evidente peligro para los demás conductores con los que se cruzaba, que tuvieron que efectuar las maniobras oportunas para evitar colisionar frontalmente con él".

Y además de la indiferencia que demostró hacia la vida de otros conductores y miembros de las fuerzas del orden, el acusado, añade el fiscal, "se comportó en todo momento con desprecio a la autoridad de los agentes de los diversos cuerpos policiales que intervinieron", que incluso se pusieron en peligro en diferentes ocasiones, como al intentar acceder en marcha al vehículo del acusado, disparando a los neumáticos para intentar que se detuviera...