Esto es una ruleta rusa a la espera de ver a quién le toca. Un día pasará algo, seguro, y no podemos quedarnos de brazos cruzados". Así se expresaron ayer los miembros del comité de empresa de Busursa, compañía concesionaria del transporte urbano en Cáceres. Tras la avalancha que se produjo en la madrugada del jueves, cuando cientos de jóvenes intentaron subir al mismo tiempo a los autocares y la policía tuvo que suspender el servicio, los conductores han decidido tomar medidas y ya han pedido una reunión con el alcalde. "Esperamos que nos escuche, y si en un plazo prudencial de diez días no hay soluciones, no cubriremos la ruta", señalan.

El ayuntamiento ya ha anunciado que esta misma semana serán recibidos por el edil de Seguridad, Santos Parra, quien también denunció el pasado viernes la situación, asegurando que los siete agentes locales del ferial "se vieron desbordados". "La Policía Nacional no aparece, debe actuar, es su competencia. Remitiremos un escrito a la Delegación del Gobierno", dijo.

"ESTAMOS ASUSTADOS" Mientras tanto, los conductores afirman que ya no pueden más. "Estamos realmente asustados. Cuando cubrimos la ruta del ferial pensamos: ¿Qué me espera esta noche? A veces ya no queda policía a las cinco de la mañana y te encuentras con 400 chavales que se abalanzan contra el autobús y abren el dispositivo de seguridad desde fuera para entrar gratis. Nos negamos a arrancar y nos amenazan si no lo hacemos. No podemos seguir así", relatan. Además, los jóvenes van saltando en multitud durante el trayecto, abren las puertas en las rotondas y realizan otras gamberradas. "Lógicamente no van en condiciones, y tenemos miedo. Esto es insostenible", reconocen.

LANZARON PIEDRAS Precisamente, hace días se tuvo que suspender de nuevo el servicio, una medida que se repite. Varios jóvenes, indignados por regresar a pie, lanzaron una piedra que atravesó el cristal del autobús situado justo detrás del conductor. Por el camino dejaron diversos daños en el mobiliario y provocaron numerosas llamadas vecinales a causa de las molestias. "O realizamos un servicio de forma civilizada, o nos negamos", subrayan los profesionales, que afirman que desde julio han remitido dos cartas al ayuntamiento por la misma cuestión. "Hasta hora hemos aguantado, pero desde hace dos semanas las cosas se han puesto bastante mal y debemos actuar".

La empresa tiene una plantilla de 85 conductores, de los que una veintena cubren la ruta del ferial. Son los llamados correturnos y todos los compañeros se solidarizan con su situación. Busursa suele destinar un autobús a este trayecto los jueves y viernes, y dos los sábados, aunque varía según la afluencia de jóvenes (el pasado jueves envió cuatro). Los autocares funcionan sin problemas hasta que de repente, en medio de la madrugada, cientos de chavales desean volver justo al mismo tiempo sin esperar al siguiente vehículo, y se produce la avalancha. "Es cuestión de aguardar cinco minutos al otro autobús, con orden no pasaría nada", señalan fuentes de la empresa, que recuerdan que el servicio se mantiene de once de la noche a seis de la mañana.

Los peores conflictos se dan generalmente a principio de curso con motivo de las fiestas universitarias. Precisamente, la próxima cita multitudinaria en el ferial tendrá lugar el jueves organizada por la Politécnica.