Valor de los bomberosen huelga de hambre

Apoyo incondicionalmente a los bomberos. Soy la mujer de uno de ellos, y me siento orgullosa de él. Es durísimo verlo perdiendo peso, pero más duro es saber que se juegan la vida por nosotros, los ciudadanos, sin materiales suficientes y con un equipo desfasado. Más duro es saber que sienten impotencia al no poder llegar a un siniestro lo antes posible por una cuestión de kilómetros. Los bomberos son héroes que velan por nuestra seguridad, deberíamos estarles muy agradecidos. Les envío fuerza, ánimo y energía positiva.

PATRICIA MEJIAS CRIADO. Cáceres

Reconocimiento a unalabor diaria

No conozco a fondo el tema de la huelga de hambre de los bomberos, pero les transmito mi reconocimiento. Como médico he tenido que trabajar codo a codo con ellos en situaciones de emergencia. Si no fuera porque nos facilitan las cosas y de forma muchas veces heroica rescatan a los accidentados, el trabajo del sanitario no sería posible.

CARMEN SANCHEZ ALEGRIA. Plasencia

Huelga de hambrepor los ciudadanos

En respuesta a la carta dirigida a nuestros bomberos por un profesor, le digo: soy la novia de un bombero y créame que 480 euros no merecen el sufrimiento que están pasando. Por lo que leí en su carta, usted, como los diputados del SEPEI no se han enterado de que están en huelga de hambre no sólo porque hace 9 años que su sueldo no se mueve, sino para que usted, su familia y los que viven en Cáceres estén protegidos y atendidos de la mejor manera posible.

Respuesta a Juan R.

Sánchez González

En su carta pide "más humildad, señores" a los bomberos en huelga de hambre. Aunque las comparaciones son odiosas, ¿ser bombero es ser menos que educador? Soy padre de dos bomberos, tengo un cuñado bombero y convecino de 5 más, les conozco y los juzgo tan dignísimos y orgullosos de su profesión. Cuando dice que los bomberos trabajan 60 días de 365 al año, multiplique por 24, un bombero no abandona su jornada durante un siniestro y algunos educadores llegan 5 o 10 minutos tarde y salen 5 o 10 antes. Cuando hable de un bombero, imagínese dentro de un coche arrugado debajo de un camión.

CALIXTO GUERRA. Sierra de Fuentes

A los bomberosconvertidos en héroes

Pido la dimisión del señor Tovar, presidente de la diputación; de la diputada de Recursos Humanos Ana Soguer y del señor Olivenza, así como del técnico de mando señor Acosta. La petición de estas dimisiones está fundamentada en la evidencia pública y notoria de su incompetencia. Su mala gestión ha conducido a esta lamentable situación, penosa y terriblemente dura para estos profesionales y especialmente arriesgada para la ciudadanía.

De estos señores depende la gestión de este servicio. De unos señores que han venido ignorando sistemáticamente sus carencias y necesidades, las reivindicaciones de recursos técnicos, humanos y materiales que venían haciendo desde hace años.

Las reivindicaciones salariales, según estos responsables, son difícilmente asumibles debido a que se elevan al 30% del sueldo pero..., ¿no son estos políticos aquellos que, no habiendo transcurrido un mes de su nombramiento, se concedieron una subida en sus sueldos de entre un 8% a un 38% o más?, ¿no son estos responsables políticos los que se han duplicado la remuneración por asistir a los plenos de unas 25.000 pesetas a unas 40 o 50.000? A unos responsables políticos a los que no les duelen prendas para subirse sus remuneraciones, qué menos que exigirles que sepan resolver adecuadamente y a tiempo una crisis de estas características. Hay sobrados motivos para que estos responsables políticos, claramente incompetentes que no nos merecemos, cesen en su puesto de (i) responsabilidad.

JUANA M. GARCIA. Cáceres

´Humilladosy ofendidos´

¡Pobre Dostoievski! No imagino cuál sería su sorpresa si descubriera que después de casi 150 años de su historia, cuente yo la mía bajo un título prestado.

--Verano, siete de la tarde. Coria. Mi marido me llama por teléfono para que le lleve a su trabajo una aspirina. En el parque de bomberos no hay botiquín y la farmacia de guardia, en algunos casos, es el restaurante más próximo, pero hoy está cerrado por descanso. De camino voy indignada. Entrando yo, él sale a toda prisa con su compañero. Los han llamado para un siniestro y las víctimas no entienden de dolores de cabeza. Apurado entonces, y sin parar el camión, baja la ventanilla y desde la carretera me grita: "¡Quédate un momento, el parque está solo!". No me pude llevar las manos a la cabeza: en una tenía el móvil para alertar a la policía municipal de la situación, y en la otra la caja de aspirinas... Surgen sin querer dos preguntas: ¿Dónde está el dinero de mis impuestos? ¿Qué ocurriría si se produjera ahora otro siniestro?

A la primera cuestión no le doy importancia, simplemente lo imagino. A la segunda, no sé contestar. Ahora también a mí me duele la cabeza.

Señor Dostoievsky, seguimos siglo y medio después hablando de lo mismo: humillados, ellos, bomberos cualificados. Y ofendidos, nosotros, ciudadanos ignorantes, que pagamos los impuestos y no sabemos a qué arcas van.

VICTORIA PULIDO. Coria