Conmoción en Arroyo de la Luz por la muerte del montañero fallecido el pasado sábado en un accidente en la Sierra de Avila. Miguel Bonilla Turrado, de 29 años, formaba parte del grupo de 13 expedicionarios que habían partido de la localidad cacereña el pasado viernes y será incinerado hoy en la vizcaína de Portugalete, de donde era natural. Había estudiado la carrera en Cáceres y desempeñaba su labor profesional como arquitecto técnico en Jarandilla de la Vera. En Arroyo vivía su novia y ya había comprado un piso en la capital. Su madre y el único hermano que le quedaba residen en Portugalete. Su padre, nacido en Arroyo de la Luz, murió hace años en un accidente de tráfico.

El cadáver de Miguel Bonilla fue trasladado ayer por la tarde al País Vasco tras haber permanecido en el tanatorio de Avila desde el sábado. El joven formaba parte de una expedición, todos de Arroyo, que pretendía ascender el pasado fin de semana hasta el pico Almanzor, la cumbre más alta de la Sierra de Gredos. El grupo regresó ayer por la tarde destrozado a Arroyo, adonde había llegado horas antes Manuel Montero, el primer expedicionario que acudió en ayuda de Miguel Bonilla. Este montañero de 29 años, que se lesionó en un tobillo y sufrió numerosas magulladuras, fue atendido en un principio en el centro de salud de Navarredonda y posteriormente trasladado al hospital de Avila. Ayer se recuperaba favorablemente de sus heridas en un domicilio de Arroyo.

Según explicó ayer Saturnino Díaz, otro de los montañeros que integraba el grupo, el accidente se produjo alrededor de las 11 horas del sábado cuando el grupo estaba a punto de alcanzar el pico Almanzor al que se dirigían por la ruta de la Portilla del Crampón, la de menor dificultad para ascender hasta la cumbre. "Es una rampa de nieve que no tiene mayor dificultad. Es una pendiente de bastante inclinación que, cuando las temperaturas son bajas y hay poca nieve, se forman placas de hielo y, al ser muy inclinada, es como un tobogán", indicó.

Este testigo afirmó que Miguel, que se encontraba en la cola del grupo con otras cinco personas, "perdió el equilibrio, sin poder controlar el cuerpo" y cayó rodando unos 300 metros abajo por una zona rocosa. El grupo delantero no pudo ver qué estaba ocurriendo, ya que habían girado en el camino hacia el pico. Saturnino no se explica qué le pudo pasar a su compañero. "No sé si tropezó o un golpe de aire lo empujó o le han fallado las fuerzas", se preguntaba aún ayer muy afectado por su muerte. A continuación, Manuel Montero también cayó cuando intentaba socorrerle, aunque logró parar a tiempo con los utensilios de montaña que portaba. También quedó inmóvil en la nieve por la fisura en un tobillo.

DIFICIL RESCATE Tras dar aviso a la Guardia Civil, para lo que tuvieron que descender hasta un refugio cercano, un helicóptero de la Benemérita se desplazó al lugar del accidente para intentar realizar el rescate, aunque la niebla impidió que en un principio pudiera trasladar a los dos heridos. Esta labor tuvieron que hacerla los propios montañistas que les bajaron en camillas hasta otra zona de la sierra con mejor visibilidad para que el aparato lograra aterrizar.

Saturnino Díaz desconoce si Miguel llegó con vida al helicóptero. La versión oficial que recibieron luego los montañistas fue que había fallecido tras romperse el cuello en la caída.