Los últimos incidentes ocurridos en la línea de autobús que cubre la ruta nocturna al ferial, por la aglomeración y el estado ebrio de muchos usuarios, ha obligado al ayuntamiento a pedir ayuda a la Subdelegación del Gobierno para mantener el orden y la seguridad del servicio. Así, la Policía Nacional colaborará a partir de ahora con los agentes del cuerpo local en las labores de vigilancia de este autobús durante su horario de funcionamiento, según se informó ayer en la junta municipal de Gobierno.

El portavoz del equipo de Gobierno, Andrés Nevado, explicó a los medios de comunicación que se había reclamado la ayuda de la Policía Nacional en base al convenio de colaboración en materia de seguridad ciudadana que tienen ambas fuerzas policiales, y que así se había comunicado a la Subdelegación del Gobierno, institución de la que dependen los agentes nacionales.

Nevado citó un informe técnico que ponía en evidencia la necesidad de reforzar la seguridad. "Se trata de evitar más altercados y de proteger a los conductores", señaló el portavoz municipal. En este sentido, hizo un llamamiento a las personas que utilizan este autobús para que "sean colaboradoras".

INCIDENTES El ferial es el único lugar autorizado para celebrar el botellón . Esta circunstancia, unida al funcionamiento de la pista Coco Cabana este verano, ha provocado en los últimos meses una afluencia masiva al recinto, que degenaraba muchas noches en incidentes. Esto llevó a la empresa Busursa a alertar de los sucesivos problemas de seguridad y peligro. Una situación que sufren también los taxistas.

El problema se acrecentó a principios de mes con la llegada de los universitarios y el inicio de las novatadas. De hecho, el pasado 6 de octubre se llegó a suprimir el servicio ante la avalancha de usuarios violentos que pretendían acceder a los vehículos. En ocasiones anteriores, los conductores de la línea habían manifestado el peligro que suponía el estado de embriaguez de los viajeros, que accionaban los sistemas de parada de emergencia o intentaban abrir las puertas en marcha.

Incidentes similares ya obligaron en septiembre a ampliar el horario del autobús los sábados para intentar paliar las aglomeraciones. Sin embargo, esta medida sirvió de poco. La gravedad de la situación llevó incluso a técnicos municipales a plantear la necesidad de contratar servicio de vigilancia privada para el interior de los vehículos, una solución que de momento se ha descartado. Con la llegada del invierno, se prevé que se reduzca la demanda del servicio.