Aunque la vigilancia del radar móvil es itinerante y afecta a toda la ciudad, el fin de la Concejalía de Tráfico ha sido siempre centrarla fundamentalmente en las vías más conflictivas, peligrosas o donde la velocidad suele ser bastante elevada, como las avenidas de la Constitución, la Hispanidad o Hernán Cortés, y en zonas próximas a los colegios o residencias de ancianos.

Los conductores que son ´cazados´ por el radar circulando a una velocidad excesiva pagan entre 140 y 520 euros. La velocidad máxima permitida en el casco urbano es de 50 kilómetros, pero se sanciona a aquellos que superan ésta en 11 kilómetros, exceso que se permite por el posible margen de error del radar.