Mal comienzo tuvo el ciclo continuado de corridas de toros. Saltó al ruedo un conjunto de ejemplares de Puerto Frontino, ganadería de encaste Villamarta de la familia Guardiola, o lo que es lo mismo, lo malo de la casa. Impecable de presencia por su volumen, dio kilos en la báscula, pero todo quedó en la fachada. Toros grandes, altos en general, adecuadamente armados, salieron con escasas ganas de embestir.

A la corrida en su conjunto le faltó casta, empuje y rematar en el último tercio, además de no humillar ni entregarse. Se movieron, sí, pero paseando y sin clase. Con todas las notas negativas que presentaron los animales, el espectáculo resultó una historia sin argumento, además de con alguna que otra sin razón. Por ejemplo: el palco anduvo flojo de mano para devolver al cuarto toro, un ejemplar que durante el tiempo que estuvo en la plaza demostró que con algo más de paciencia hubiera servido para la lidia.

Sin embargo, el que salió en su lugar, tan sólo sirvió para meter en la cama a Luis Vilches, después de una colada con certera cornada. Por otra parte, llegado el sexto, no hubo ganas, o no había sobrero, para sacar el pañuelo verde, cuando el animal arrastró los cuartos traseros fruto de un calambre. Cierto es que se recuperó en parte durante la lidia, pero el público ya no quiso ver toreo con ese toro.

Luis Vilches recordará siempre su presentación en Cáceres. Sólo pudo matar un toro, soso hasta decir basta, que tuvo buen son en los primeros compases de la faena de muleta, pero no transmitió nada. El torero de Utrera tuvo que atacar siempre, animar los cites con la voz y algún que otro zapatillazo, pero ni aún así la labor tomó vuelo y lo mejor fueron los remates finales con torería y buen gusto. Tuvo en cuarto lugar el sobrero, más astifino que el resto y en un viaje pronto y sin dar tiempo a rectificar, se lo llevó por delante, infiriéndole una cornada que no tuvo graves consecuencias.

Octavio Chacón se limitó a matar al que hirió a su compañero. Pero antes, al segundo de la tarde le dio muchos muletazos en una faena que no tuvo guión. Resultó violento el enemigo, iba y venía, pero sin humillar ni permitir el buen toreo. Con el quinto, más de lo mismo. Faena amplia de pases, que dijo poco a la galería. El toro pasaba una y otra vez pero también le faltó clase y entrega. Tuvo un viaje irregular. A veces la cogía por abajo y la seguía cuando se le obligaba y otras protestaba. No fue lote con posibilidades de lucimiento y menos para un torero de reciente alternativa.

Apareció con ganas Jesuli de Torrecera. Se mostró dispuesto con su primero, quiso poner la alegría que le faltó al animal pero poco pudo hacer con semejante oponente falto de casta y repleto de sosería en sus acometidas. Le tocó la música, sin sentido ni motivos, y ni por eso se animó la fiesta. Y con el sexto, protestado después de lesionarse en las verónicas de recibo, tuvo al público en contra y aunque hizo las cosas bien para que el toro se recuperara, no se le valoró. En definitiva, un desastre de tarde que esperamos no sea un mal precedente.

Parte médico de la cogida de Luis Vilches: "Herida en tercio superior del muslo izquierdo. Herida en sedal --con entrada y salida-- de 15 centímetros de longitud, que no afecta estructuras profundas y con trayectoria única. Contusión cervical. Se envía a la Clínica Virgen de Guadalupe para estudio radiográfico y tratamiento de la herida. Pronóstico reservado".