"Por un momento creí que había matado a mi hija", relata la madre de la joven atropellada en Sánchez Manzano, que atiende a las iniciales de E. P., cuando recibe a EL PERIODICO EXTREMADURA, aún nerviosa, en su domicilio. La implicada en el accidente, C. H., se encuentra inmovilizada con un collarín y dolorida por el impacto del coche.

Consciente y aparentemente calmada, se dirige a este diario y relata de forma impasible el suceso en el que ayer estuvo en juego su vida y en el que por fortuna no fue herida de gravedad. "Tengo cuidado cuando salgo con la bici por temor a los coches, e incluso pensé ayer en ponerme el caso cuando me bajé por si acaso". De hecho, por este motivo, se bajó para cruzar el último paso de peatones que ponía fin a su paseo y arrastró la bicicleta con las manos. Recuerda que un señor paró justo antes en el paso, pero ella siguió. De repente, el vehículo la arrolló. En este momento, el padre rompe el relato con un "iba a por ella, aceleró" y la madre asegura que "la tiró tres metros más allá". No puede quitar ese recuerdo de su cabeza. "La ha podido matar", repite una y otra vez E. P., quien asegura que en cuanto escuchó el impacto, se asomó a la ventana y reparó en que era su hija la afectada por el accidente apenas podía reaccionar porque creía que "la perdía". Hasta el perro de la familia está inquieto y merodea entre sus dueños en el salón.

La joven cacereña habla poco y sale de su silencio en el que da tregua a sus padres para recordar un suceso similar hace tres años cuando un anciano de 77 años resultó herido grave tras un atropello en el mismo paso de peatones prácticamente a la misma hora.

Ahora tendrá que recuperarse de las secuelas del accidente. Mientras tanto, según sus padres "hay que responder contra los sinvergüenzas" y para ello llevarán a cabo acciones para evitar que lo que consideran "asesinos en potencia" estén en la calle.