Cristina Merino (23 años) es Técnico en Gestión Administrativa, formación que complementa con cursos de secretariado, márketing e inglés turístico. A pesar de eso su experiencia laboral se limita a algunos trabajos esporádicos como teleoperadora y a cuatro meses como se secretaria en el centro de Cocemfe, donde vive. "Podía haber trabajado dos meses más, pero entonces me retiraban la paga, ¿y después qué?", se pregunta, y se queja de que todos los empleos han sido "temporales o como sustituciones, y a través de los centros especiales de empleo, y eso que he dejado el currículum en otras empresas que nunca me han contestado", añade.

Reconoce que le molesta que el estar sentada en una silla de ruedas provoque en la gente reacciones que considera "extrañas", que achaca "al desconocimiento y los prejuicios que aún hay", y añade: "ni los empresarios ni las empresas están preparadas para tener a un trabajador como yo, tanto por las barreras mentales como por las físicas". A lo 3 años le detectaron una artritis reumatoide con la que convive desde hace 20 años, y por la que tiene una minusvalía del 80%.

Le molesta, por eso, que la gente pueda pensar que se acomoda a vivir de una paga. "Prefiero tener un trabajo, a pesar de los dolores", afirma, "pero las empresas no están preparadas", añade. Por eso, "y porque necesito mantenerme activa", este año ha comenzado a estudiar italiano. Si surge un trabajo lo compaginará.