Su vida a dado un giro drástico rumbo a la incertidumbre. Gozaba de estabilidad, había rehecho su vida a miles de kilómetros de su hogar, pero todo puede truncarse ahora. La crueldad de lo que conlleva empezar de cero tras una década de esfuerzo sobrevuela la cabeza de Moumine Kone. Mou, como le conocen en Cáceres, nació en Mali y en 2007 decidió buscar un futuro mejor fuera de los conflictos y la guerra en su país. Primeramente llegó a Canarias de manera irregular, concretamente después de sobrevivir a un viaje en patera, y acabó en la capital cacereño. Aquí volvió a vivir. Tiene residencia, amigos, novia y hasta hace solo unos días tenía trabajo. Hoy, ya en el paro y una vez denegado el asilo político, pesa sobre él una orden de expulsión del país del Ministerio del Interior que su abogado recurrirá para evitar que deporten a Mou. La Policía Nacional también le ha retirado la documentación y tiene que personarse a firmar cada 15 días. Su próxima cita es este 29 de junio.

¿Qué ha pasado para que la vida de Mou dé un giro de 180 grados? Él tampoco lo sabe. Mou cuenta que llegó a Cáceres en 2007 sin documentación y fue en 2009 cuando le interpusieron una orden de expulsión. «Me pararon en un paso de cebra y me pidieron la documentación. Al llevar menos de tres años en España no podía pedir aún el arraigo social, por lo que me detuvieron». Mou dice que solicitó el arraigo social en 2011, pero le fue denegado al tener contra él la mencionada orden de expulsión. Un año después pidió al Ministerio del Interior asilo político. Desde entonces y hasta ahora ha estado renovando su tarjeta de residencia temporal (cada tres y luego cada seis meses) a la espera de una respuesta de Interior. La petición de asilo de Mou en 2012 paralizaba la orden de expulsión hasta que Interior emitiera la resolución, lo cual hizo el pasado 8 de junio denegándole el asilo a Mou. Cinco años más tarde. En su resolución, Interior argumenta que «en el relato del solicitante no se aprecia la concurrencia de condiciones establecidas en la Convención de Ginebra y en la Ley de Asilo para ser beneficiario de la protección internacional derivada del derecho de asilo». Añade, además, que en la zona de Mali donde el interesado dice tener su residencia (región de Sikasso o Mopti) la situación está «normalizada» y se están verificando retornos espontáneos de refugiados que se encontraban en países próximos a Mali.

A pesar de que la resolución está fechada el 13 de febrero, Mou no fue notificado hasta el pasado 8 de junio. «Me llamaron al trabajo para que recogiera la renovación de mi tarjeta de residencia temporal pero cuando llegué a comisaría me detuvieron. Me comunicaron que me habían denegado el asilo, que la orden de expulsión volvía a estar vigente y me retiraron la documentación. Como consecuencia de ello me dieron de baja en mi trabajo y ahora estoy en el paro», desvela Mou, que dice estar viviendo «uno de los peores momentos» desde que llegó a la ciudad. «Nunca he estado tranquilo pero ahora peor. Ya tenía una estabilidad de trabajo, amigos, pareja... y ahora supuestamente todo lo que he hecho ya no vale nada», lamenta.

Por su parte, este diario se puso en contacto ayer con fuentes del Ministerio del Interior, que informaron que se está revisando el caso de Mou y se ofrecerá una respuesta en las próximas horas.

Varios trabajos

Mou ha realizado más de una decena de cursos de formación profesional (sobre cocina, habilidades sociales, idioma español...) y desde 2013 acumula experiencia trabajando en diferentes empresas, por supuesto cotizando para la Seguridad Social. La última, y hasta donde estuvo trabajando de interno atendiendo a una persona mayor en su hogar, se inició en febrero de este año y no se pudo prolongar más de 99 días debido a la denegación del asilo político y la reentrada en vigor de la orden de expulsión.

Pero Mou no pierde la esperanza. Ha lanzado una campaña de recogida de firmas, a través de la popular plataforma online www.change.org, para que le permitan quedarse en Cáceres y su abogado, del despacho Díez & Asociados, confirmó ayer a este diario que apelarán. Primero interpondrán un recurso de reposición ante el Ministerio del Interior --el plazo para ello expira el próximo 8 de julio-- y si éste no prosperara se acudiría a la vía judicial presentando un recurso contencioso-administrativo ante la Audiencia Nacional. Para esto último el plazo acaba el 8 de agosto. No obstante, Mou tiene otra vía para quedarse si logra formalizar la relación con su actual novia, ciudadana de la Unión Europea, como pareja de hecho. Si bien, para ello es necesario acreditar al menos un año de convivencia en la misma vivienda.

Mou agotará todas las opciones que tenga para poder quedarse en la ciudad que se ha convertido en su hogar, Cáceres. Sus padres murieron durante la guerra en Mali y él fue acogido por una persona que luego lo vendió a cambio de dinero a unos traficantes. Mou no quiere volver allí. Tiene miedo de lo que se puede encontrar y ya no cuenta con nadie ni nada en su país natal. Su hermano, que estudiaba Medicina en Bamako, también abandonó el país hace no mucho. Su vida está en Cáceres.