La capilla de los Hermanos Franciscanos de la Cruz Blanca, en la calle Manga, fue escenario ayer de un sencillo pero sentido homenaje a los voluntarios cacereños que colaboran con la institución. El centro acoge a 30 discapacitados, principalmente con problemas psíquicos, de entre 20 y 60 años y con pocas perspectivas de hacer vida independiente.

El homenaje, que consistió en la lectura de unas palabras y una misa en Santa María, debía realizarse el próximo 5 de diciembre, Día Internacional del Voluntariado, pero se adelantó porque una delegación de voluntarios y hermanos viajará ese día a Lourdes para la conmemoración del 150 aniversario de las apariciones.

La labor que desempeñan los voluntarios es fundamental para muchas actividades que desarrolla la institución, que en Cáceres cuenta solo con tres hermanos franciscanos. Como explica Francisco José Pacheco, coordinador de los voluntarios, "las actividades del verano y las salidas extraordinarias se pueden llevar a cabo gracias a los voluntarios. Además, llevar la casa requiere un mantenimiento continuo. Están los hermanos y hay trabajadores profesionales, pero hay gente que ayuda con la ropa, en la cocina y en todo lo que se necesita".

En cuanto al perfil del voluntario, aunque hay algunos jóvenes que van sobre todo los fines de semana o en vacaciones, dominan las señoras mayores, ya jubiladas, y las amas de casa. "Sabemos que podemos contar con ellas para todo", dice Camacho.