Doce de la mañana. En una habitación con vistas a los tejados de la ciudad monumental un grupo de personas con discapacidad psíquica trabajan en los talleres ocupacionales de la casa familiar de los hermanos de la Cruz Blanca. Ayudados por terapeutas y trabajadoras sociales, todos son hombres, con edades naturales de entre 25 y 65 años, pero con el alma de un niño. En este espacio pasan cuatro horas al día, envolviendo y preparando los regalos que, como los brochetas de jabones, fieltros o velas de colores, servirán de regalos navideños en el rastrillo de la hospitalidad de Lourdes.

Cada uno en su labor, 21 en total, hacen una parada para dar cariño a los visitantes. Hoy les ha tocado recibir a Marta Castellote, directora de zona en Extremadura de Cajasol, y Sixto Amado, responsable de la oficina de Cáceres. 10.000 euros de la obra social de esta entidad llegados a través de un convenio servirán para que se sientan útiles muchos meses más. "Tratamos de que tengan la máxima autonomía", explica Patricia Rebollo, terapeuta ocupacional que, con 22 años, se lleva una alegría a casa cada vez que alguno de sus chicos demuestra un progreso. Aprender a atarse los cordones de los zapatos se convierte en un triunfo para ellos en este centro, dirigido por el superior José Villar y al que apoyan los hermanos Félix Moreno y Pedro Sánchez.

Divididos en grupos según el grado de discapacidad, con unos se trabaja la psicomotricidad y con otros la estimulación cognitiva. Asociar palabras o enlazar colores de fichas se convierten cada día en pruebas de superación para algunos de estos discapacitados que, desde hace años, son atendidos también por los voluntarios y auxiliares de enfermería que acuden al centro.

Un nuevo centro

Con 29 plazas, a los hermanos de la Cruz Blanca se les han quedado pequeñas las instalaciones. Paz Boticario, trabajadora social hace un año y medio en la casa, ya se siente de la familia. Es la encargada de preparar los proyectos y patear los despachos para lograr ayudas. Le gustaría que también se pudiera atender a mujeres, pero falta espacio. Ha escuchado la apuesta del directora de Cajasol por invertir más en lo social que lo cultural ante el recorte de beneficios por la crisis. Ejemplos como el de la Cruz Blanca demuestran que el dinero sí que sirve de verdad para algo.