Siete cofradías cacereñas dieron ayer colorido y ambiente a la capital cacereña con la celebración de las Cruces de Mayo. Los Ramos, en la plaza de San Juan; Cristo Negro y Las Batallas, en la de Santa María; La Expiración, Cristo del Amor y el Humilladero, en el templo de Cristo Resucitado del R-66 y Cristo de la Salud y Virgen de la Estrella en la plaza Mayor participaron en esta tradición que se remonta al siglo XVI. Fue recuperada por la Veracruz y alcanzó su apogeo en el XIX y primera mitad del XX, según explicó ayer José Manuel Martín Cisneros, mayordomo de los Ramos. Como tradición popular se encuadra principalmente en los siglos XVII, XVIII y XIX.

Las cruces, decoradas con flores, se instalaron en estos puntos de la capital cacereña por los que se desfilaron los ciudadanos durante toda la jornada de ayer para admirar la belleza de estos altares. Martín Cisneros, especialista en la historia de la tradición, precisó que se trata de una fiesta religiosa en la que se recuerda cada 3 de mayo "la invención de la Santa Cruz".

Aunque afirmó que la tradición perdió fuelle a partir de la década de los 60, varias cofradías han trabajado para recuperarla. Fruto de ello es el aumento de las hermandades que han instalado monumentos de flores en los últimos años. El buen tiempo fue ayer el mejor aliado para que la tradición contara con mucho público visitando las cruces, según añadió Martín Cisneros.

En el caso de Los Ramos, esta cofradía utilizó la cruz de guía, realizada en plata y decorada para la ocasión con una guirnalda de hiedra y flores de primavera como margaritas o claveles.