«La ciudad monumental tiene que dejar de ser medieval tecnológicamente». Lo dice José Carlos Sampedro y tiene más razón que un santo. La joya arquitectónica y turística de Cáceres presenta una cuenta pendiente con la fibra óptica que no termina de saldarse. Sampedro es una de las caras de Ochoimedio, una empresa de diseño web que inició su andadura en un local de la Puerta de Mérida. «Lo alquilamos allí porque soy vecino del recinto intramuros y nos quedaba cerca». Las intenciones eran buenas. Trabajar en un lugar así, de entrada parece un plan perfecto: al pie de la muralla, entre adarves y palacios milenarios, un gusto para casi todos los sentidos. El resultado fue, sin embargo, nefasto.

Sin fibra óptica es muy difícil que cualquier empresa que tenga que echar mano de internet prospere. A velocidad de tortuga es imposible avanzar, acelerar los proyectos. «Trabajamos constantemente con ordenadores, son nuestro medio, hacemos webs, aplicaciones, bajamos y enviamos archivos, los clientes se conectan, realizamos diseños que ocupan mucho tamaño, de manera que es absurdo que una empresa dedicada a la tecnología trabaje en un lugar que no tiene fibra óptica», relata Sampedro.

El empresario expone que este sistema no es precisamente «un superavance» sino más bien un servicio «lógico» por lo extendido que está en Cáceres. No hubo alternativa; la empresa tuvo que dejar la ciudad monumental y trasladarse a la avenida de París, cambiar la muralla por el centro comercial Ruta de la Plata. «Es un lugar menos romántico pero al fin tenemos buena conexión. Fue una pena -lamenta Sampedro-. A mí me gustaba trabajar en mi barrio pero no nos lo ponen fácil».

Los vecinos llevan años exigiendo este servicio. Juan Manuel Honrado, presidente de la Asociación Vecinal Ciudad Monumental desde que el pasado mes de marzo se recuperara este colectivo que había permanecido mucho tiempo inactivo, indica que las empresas de telefonía y el ayuntamiento se lanzan unos a otros la pelota y al final son los residentes quienes pagan las consecuencias. «Sabemos que las grandes instituciones como el ayuntamiento, el Museo o la diputación sí disponen de esta opción pero los vecinos seguimos sin disfrutar de fibra óptica. No sabemos de quién es la responsabilidad pero creemos que se debería buscar solución».

El dirigente vecinal recuerda que el acceso a internet en la parte antigua es realmente deficitario. Apunta que hay muchos negocios que lo necesitan y que hay algunos, como es el caso de la empresa Ochoimedio, que ya han tenido que marcharse a buscar el futuro más allá de la muralla.