Los homicidios y asesinatos son, entre las muertes violentas o sospechosas que han de investigar los forenses del Instituto de Medicina Legal para determinar las causas, las más trágicas y alarmantes, las de mayor repercusión social.

Son también, por suerte, poco frecuentes en Cáceres y su provincia. Es por ello, por ser infrecuentes, que los dos últimos que han tenido lugar en la capital, la muerte de una mujer degollada por su excompañero y la de otra presuntamente a manos de su hermano y su pareja, han causado una alarma y conmoción aún mayor. Esto es algo lógico, por su proximidad en el tiempo --el cadáver de la primera se descubrió el 20 de abril y la segunda fue asesinada el sábado 20 de mayo-- y por el hecho de que en los cinco meses que han transcurrido del presente año se ha registrado en la provincia el mismo número de crímenes que en todo el año 2005.

Y es que cuando surgen estos dos nuevos crímenes aún están en la memoria de todos el de un vecino de Losar de la Vera que en agosto del 2005 murió degollado a manos de un convecino, o el trágico asesinato de un joven el Día de Reyes del año pasado en La Madrila.

Muerte de una mujer a manos de su expareja

El último crimen que ha conmocionado a todos los cacereños tuvo lugar hace apenas dos semanas. La tarde del sábado 20 de mayo un joven magrebí de 25 años degolló a su expareja, una casareña de 36, en la habitación que él tenía alquilada en un piso de la calle Hernán Cortés y poco después se entregaba a la policía.

El autor, Issam, ya está en prisión. Su familia mantiene que lo hizo "porque está mal", porque "sufre graves alteraciones psíquicas" y posiblemente no estuviera tomando la medicación en el momento del hecho. El, por su parte, no dice nada. Mientras, la familia de su víctima, Antonia Pérez, exige justicia, afirman que "no está loco", que "está fingiendo para que el juez atienda la petición de su abogado de que ingrese en un centro psiquiátrico en lugar de en prisión".

El juez habrá de resolver si estima o no la petición. Mientras, la investigación continúa.

Un caso pendiente de determinar si fue crimen

Justamente un mes antes de la tragedia vivida en Hernán Cortés, un sorprendente y escalofriante suceso conmocionaba a todos los vecinos de la calle Ródano. El 20 de abril esta barriada cacereña volvió a despertar azotada por la tragedia. En el tercer piso del bloque C de la calle Ródano, en la barriada de Aldea Moret, aparecía emparedado el cuerpo sin vida de Aurora Pascual, una mujer de 42 años que había desaparecido cuatro meses antes. Su hermano, Zósimo Pascual, y la pareja de éste, Purificación García, eran detenidos como sospechosos del crimen.

Ambos ingresaron en prisión, y los dos están ya en libertad provisional. Zósimo, aunque ha reconocido que por quedarse con la casa de su hermana "sí la emparedamos; mi pareja y yo lo hicimos sin pensar en las consecuencias", también ha negado en todo momento que la mataran. Asegura que la encontró "muerta en la cama".

Aunque en este caso se habla, de forma general, del crimen de la calle Ródano, fuentes jurídicas advierten que aún "no se han determinado las causas efectivas de la muerte", y por tanto, "no puede afirmarse que estemos ante un asesinato u homicidio".

Un crimen que sorprendió a los losareños

De los cuatro últimos crímenes que se han registrado en la provincia de Cáceres en el último año y medio, sólo uno no se ha producido en la capital. Se trata del que a finales de agosto del 2005 sorprendió a todos los vecinos de Losar de la Vera.

Enrique M. M., de 56 años, fue detenido el 25 de agosto por el asesinato de su convecino Raúl A. P., de 65, al que presuntamente causó la muerte al cortarle el cuello con una navaja. El detenido declararía ante el juez de Navalmoral que lo hizo "en legítima defensa", porque el fallecido, que supuestamente acosaba a su mujer, "le agredió con un cuchillo" y fue durante el forcejeo cuando su agresor se cortó el cuello "con su propio cuchillo".

La causa se encuentra aún en proceso de instrucción judicial.

Doble tragedia en la noche de Reyes cacereña

Todos los crímenes causan estupor, conmocionan a todos, pero el caso del conocido como crimen de La Madrila fue especialmente trágico. Nadie en Cáceres podrá olvidar ya el Día de Reyes del 2005. Alejandro Clemente Ríos, un joven estudiante de Derecho de 19 años, perdía la vida a causa de uno de los disparos que Alejandro Martín Niño, de 32 años, realizó contra su grupo de amigos. Una tragedia que resultó doble, ya que el padre del joven murió de un infarto al conocer la noticia de la muerte de su hijo.

El pasado 26 de enero, el autor de los disparos era juzgado en la Audiencia Provincial, que le declaró culpable de un delito de asesinato y le condenó a 20 años de prisión.