La Hermandad de Donantes de Sangre de Cáceres y la Asociación Católica Internacional al Servicio de la Juventud Femenina (Acisjf) tenían hasta ahora dos elementos en común: su labor solidaria y sus cuatro décadas de andadura. Ambas circunstancias les han hecho merecedores este año del premio con el que el Patronato de la Fundación Valhondo Calaff distingue las acciones que diferentes colectivos realizan de forma altruista en favor de aquellos más desfavorecidos o para erradicar las brechas sociales y las enfermedades.

Ese reconocimiento también les une desde ahora "y sirve de acicate para seguir trabajando y para que todos los que confían en nosotros a través de donaciones se vean correspondidos también con el trabajo que estamos haciendo", señala Corazón Rosado, directora de obras sociales de Acisjf. Ella, junto a Ana María Marzal, presidenta del colectivo, recogieron juntas el galardón que les entregó el miércoles el presidente del patronato, el subdelegado Fernando Solís. Juntas comenzaron también a comienzos de los años 70, a dar forma a un colectivo que hoy cuenta con más de un centenar de voluntarios. "Empezamos en el número 19 de la calle Parras, con un comedor para estudiantes que venían de distintos pueblos --relata Rosado-- y después comenzamos a dar clases de apoyo a chicas que trabajaban en el servicio doméstico y que por las noches estudiaban en busca de un futuro mejor", recuerda. Para hacerlo Marzal dejó su trabajo como profesora de Matemáticas y Rosado su puesto en Caja de Extremadura. "Comenzamos con vocación de justicia social y poco a poco nos fuimos hipotecando con esta causa", cuenta.

Hoy, Acisjf tiene además una casa en la plaza de San Juan que sirve de hogar a niños y adolescentes de familias si recursos, y presta atención a 19 mujeres inmigrantes con hijos. El edificio de San Juan lo adquirieron con la donación de Diego Castillo (promotor también del premio de Humanidades Manuel Castillo de la Uex) y "gracias a muchas otras donaciones y mucho esfuerzo", puntualiza Rosado, continúan su actividad. "Quienes tienen campo nos traen caza y productos de la huerta, de las tiendas nos traen ropa, algunas familias donan utensilios para el cuidado de bebés, muebles, mantas...", relata.

El oro es de color rojo

Al mismo tiempo que se iniciaba la andadura de Acisjf se gestaba también lo que hoy se conoce como Hermandad de Donantes de Sangre. Y ahí estaba ya Jesús Domínguez Cuesta, que ahora preside el colectivo en Cáceres y que como tal recogió el miércoles un galardón que hizo extensivo "a todas las hermandades españolas y a los donantes que colaboran con ellas".

La Hermandad de Donantes de Sangre de Cáceres es hoy un colectivo consolidado (con más de 40 voluntarios) y parte de una red de hermandades distribuidas por toda la provincia. Cuatro décadas atrás los recursos que había eran los de una empresa que pagaba por cada donaciones y que "hoy no sería viable", sostiene Domínguez Cuesta.

Pero entonces debían explicar la importancia de ese gesto solidario. Las primeras acciones las llevamos a cabo a bordo de un Seat 1.500, con una nevera portátil y los bares de pueblos como escenario. Contactaban con los alcaldes, reunían a la gente y les proyectaban el documental Tu sangre es fuente de vida y por último impartían una charla "en la que tratábamos de concienciarles de la importancia de donar algo esencial, que no se puede fabricar más que en el cuerpo", explica. Solo después llevaban a cabo las extracciones. A pesar de la vocación solidaria, "algunos nos recibían mal, pensando que íbamos a explotarles", recuerda ahora. Sin embargo las reticencias que el desconocimiento provocara en los inicios han dado paso --tras cuatro décadas de andadura e innumerables anécdotas y gestos--, al reconocimiento social del que gozan las hermandades hoy.

El futuro depende de la solidaridad de todos, "sobre todo de dos colectivos, jóvenes e inmigrantes y un núcleo Cáceres, que son quienes menos donan", lamenta Domínguez Cuesta, que destaca que los pueblos continúan siendo "los más altruistas". Que Cáceres se convierta en una ciudad generosa dependerá de aquellos que decidan aportar ´su granito´ en el punto de extracción que la hermandad mantiene en el Hospital San Pedro de Alcántara, de lunes a viernes, de 10.00 a 14.00 horas.