Periodista

Obras son amores... y desamores cuando, a poco de menos de cinco meses, todo se prepara para la gran cita en las urnas. ¿Es que no habido tiempo antes? Cáceres se ha puesto el casco de albañil con el propósito de que, para mayo, todo esté reluciente. Como lo importante no son las fechas sino que las cosas se hagan lo antes posible, estas actuaciones siempre son bien recibidas.

Mayo será, pues, un mes florido en lo que respecta a la imagen de la ciudad, que ya verá muy cerca las obras de la futura autovía de la Ruta de la Plata. Los mensajes bondadosos intentarán que otros asuntos pendientes se dejen debajo de la mesa, porque hablando de rondas, aún falta una, aquella que discurriría por la parte Este de la ciudad hasta enlazar con la autovía de Trujillo (¿?). El desdoblamiento de la carretera que une Cáceres con Las Capellanías queda pendiente pero no el parque del Rodeo, convertido en una de las principales herencias de esta legislatura que termina. Mientras los vecinos de la calle Damas suben escalones de metro y medio para acceder a sus casas, otros ya disfrutan de unas mejoras que han caído del cielo de Bruselas. La varita mágica de Saponi no ha parado en estos casi cuatro años de gobierno ni tampoco su bastón de mando, este último con más efectos secundarios que un alucinógeno bañado en alcohol. Negar los logros resultaría tan desafortunado como conjugar aquel "márchese" de hace años. Una campaña limpia, donde primen las buenas ideas sobre las promesas vacías, redundará en el beneficio común. No dudo que así será vista, dada la gran cantidad de corbatas y buen porte de los aspirantes.