Don Pedro Calderón de la Barca nos ha dejado en su amplia y variada obra literaria todo un florilegio de versos, sentencias, ejemplos y pensamientos, con los que bien se podría componer un «vademécum» para reyes, príncipes, consejeros y políticos desengañados, de los que ahora tanto abundan. Pero, muy especialmente para súbditos y ciudadanos epatados, que no encuentran argumentos para comprender como se hilvanan entre sí las sorprendentes escenas y actos que se van sucediendo en el escenario político nacional - en el circo, podríamos decir - que tenemos delante.

Uno de sus más repetidos aforismos es aquel en el que nos describe la sorpresa de un sabio, viejo y torpe, que sólo comía yerbajos y mendrugos. Cuando, al mirar para atrás, contempló cómo otros -en peores condiciones que él- iban recogiendo para comer lo que él ya no quería.

Escena perfectamente aplicable a la situación actual de nuestro país, en donde muchos se quejan de las condiciones en las que viven a causa de las medidas económicas y financieras que ha ido tomando el actual gobierno, para intentar acomodarse a los mandatos e imposiciones de la Unión Europea; creación «ultraliberal» urgida de la connivencia de los países más industrializados, de las corporaciones bancarias más poderosas y de los responsables políticos mejor pagados y con mejores perspectivas de futuro -retiros multimillonarios- para «globalizar» y «estabilizar» esta nueva «sociedad estamental» sobre todo el Continente, frente a los movimientos sociales, «demagógicos» y «populistas» que pretenden cambiar estos condicionantes de desigualdad y acumulación de riqueza en favor de los sectores burgueses y obreros de la sociedad civil.

Casi todos somos, hoy en día, «sabios pobres y míseros»; con salarios rayanos en la indigencia; con devaluación del valor real de pensiones; con supresión de ayudas, subvenciones y becas para cubrir y garantizar «servicios públicos» avalados y reconocidos por la Constitución y con nubes de pordioseros mendigando en todas las esquinas; mientras los «altos cargos» del Partido «reinante» reparte sus «mamandurrias» por los «paraísos fiscales» de medio mundo, y pone a buen recaudo las «mordidas», «apropiaciones indebidas» y «repartos del botín» que han ido acumulando en los largos años en los que ocuparon algún cargo en la Administración.

No es necesario que miremos para atrás para ver a miles de españoles rebuscando en la basura, en los contenedores de los «supermercados» y hasta en los vertederos municipales, las «hojas y yerbas» que otros tiran; aunque esto no nos sirva de consuelo, como al sabio de los versos calderonianos. Sino, muy al contrario, nos induzca a reflexionar y a cuidar mejor nuestra capacidad de cambiar la política mediante el voto democrático que cada cierto tiempo tenemos en la mano y depositamos en las urnas, por prescripción constitucional.

No nos quejemos de nuestra suerte, como el sabio del cuento; no miremos hacia atrás para consolarnos de nuestras desdichas, comprobando que la inmensa mayoría de los españoles sufren con resignación la pobreza a la que les ha condenado la «recuperación económica» que tanto se predica. ¡Miremos solo adelante y cambiémosla!