-Silicon Valley, al norte de California, aloja muchas de las mayores corporaciones de tecnología del mundo y miles de pequeñas empresas en formación (start-ups). Todo un metónimo en la actualidad para el sector de la alta tecnología de los Estados Unidos de América, ¿qué trae usted de allí?

-Un aprendizaje; he visitado Google, Facebook, Linkedin y la Universidad de Stanford; y lo que ves allí está muy lejos de alcanzarse aquí, por la inversión que realizan, por los equipos. No es que sean americanos y que por ello sean mejores, sino que llevan allí a los grandes talentos del mundo y por eso tiene tanta calidad... Me traigo también un conocimiento de la libertad que allí le permiten a los trabajadores. Trabajan por objetivos, no tienen un horario fijo. Eso sí, disfrutan de todo tipo de ventajas, les dan la comida, médico privado... todas las facilidades para aprovechar su potencial. Pero lo que realmente me traigo son los 49 emprendedores con los que he viajado. Pasar de ser aquí un bicho raro a encontrarme con 49 locos que luchan por el emprendimiento a pesar de las dificultades es todo un premio.

-Ebay, Linkedin, Google, Yahoo... acaba de citar algunas de las empresas que figuran en la lista Forbes, asentadas en Silicon. ¿Estas firmas han contribuido a deshumanizar el mundo?

-Existe por una parte en la sociedad esa desconfianza, ese concepto de que al final las redes sociales son más redes que sociales porque te atrapan, nos hacen creer que somos personas muy sociables cuando en realidad estamos delante de un ordenador. Pienso, sin embargo, que nos dan muchas ventajas para contactar con personas de todo el mundo, por la facilidad, por la rapidez...

-A raíz de lo que cuenta, hay una frase de Justin Hamilton, consultor de Obama, que dice: «Si usted cree que la gente está afectada porque ha perdido empleo por el libre comercio, espere que comience a perder su trabajo por la inteligencia artificial». Se calcula que el 47% de los empleos estadounidenses será sustituido por los robots en los próximos 20 años...

-Para crear tecnología y desarrollar este tipo de implantaciones, se generan puestos de trabajo; luego a largo plazo se consigue una igualdad de condiciones. La clave es que el trabajador se forme en otro tipo de áreas. Y eso es lo que tiene que cambiar.

-Usted ha formado parte de los 49 emprendedores que han viajado a la meca del emprendimiento tecnológico. ¿Cómo lo hacen los mejores del mundo?

-La cuestión no es cómo lo hacen sino con quién lo hacen, es decir, el equipo como base: captar a los mejores talentos del mundo. Noté en estas empresas la capacidad que tenían para defender a su líder, algo que no sucede en España. Por ejemplo, los empleados de Facebook defienden a Mark Zuckerberg porque cuida del equipo. Siempre hablaban de él, de cómo cada viernes se reunía con sus trabajadores, en una especie de evangelización, de misa, donde les inculcaba que tenían que ser humildes, y que el objetivo era trabajar en equipo, y lo tenían muy mentalizado. Para desempeñar bien tu labor, no basta el conocimiento, es necesario el equipo.

-La matrícula anual de la Universidad de Stanford cuesta 60.000 dólares, ¿para estudiar se necesita dinero o talento?

-Por desgracia a veces se necesita más dinero que talento. Muchos padres llevan a sus hijos a Stanford endeudándose tras pedir un préstamo. Lo que ocurre es que aprovechas tu talento porque sales de allí y encuentras trabajo, y empresas como Facebook o Google tienen sus propios campus dentro de Stanford para captar ese talento. Es una inversión que, finalmente, se recupera.

-¿Las administraciones públicas deberían hacer mucho más para dar la velocidad que una start-up necesita?

--Uno de los principales problemas que ha tenido España ha sido la caída de inversión en I+D. El resto de países de la UE aumentaron su presupuesto y España, en cambio, lo ha bajado un 20,3%. ¿Qué provoca esto? la fuga de cerebros. Es decir, nos dedicamos a formar a nuestros jóvenes con gran cantidad de dinero público pero con escasos resultados. Me he quedado este año en Extremadura para montar mi proyecto y encuentro de todo menos ventajas para quedarme. Me obligan, en cierta manera, a irme. Si tú inviertes en I+D el dinero vuelve, no es un gasto, es una inversión.

-Peter Thiel, uno de los inversores más relevantes de Silicon, donó 1,25 millones de dólares a la campaña de Trump. ¿Eso es apoyar una opinión divergente o rendirse a intereses espúreos?

-Cada uno es libre de apoyar al partido que quiera, pero precisamente Silicon Valley y California tienen una forma de pensar totalmente diferente a la que va a gobernar Estados Unidos. Y por tanto, no creo que acabe teniendo una repercusión empresarial.

-¿Considera usted que Thomas Edison ha hecho mucho más por la humanidad con el descubrimiento de la bombilla que cualquier político de la historia?

-(Risas). Sin duda contribuyó al avance la sociedad, abrió la puerta del descubrimiento.

-¿Cuál es a su juicio el principal problema de la educación?

-Falta libertad a los estudiantes para decidir por ellos mismos. Desde pequeños nos inculcan una metodología y no se deja espacio para el desarrollo de la creatividad. No hemos evolucionado en la forma de enseñar, siempre hemos enseñado de la misma manera, el mismo temario, la misma forma de impartirlo. Es hora de innovar. Hace unos días me llamó una profesora de los Salesianos de Badajoz para que le contara mi experiencia. Imparte Filosofía en Bachillerato y un alto porcentaje de sus alumnos saca más de un 9,1 de nota de Selectividad. ¿En que se basa su técnica? en enseñar mediante dibujos, por ejemplo la lucha de Nietzsche contra el demonio. Los resultados son asombrosos.

-Hoy, como ocurrió en la Edad Media con los gremios, las empresas más punteras de cada sector tienden a concentrarse en puertos tecnológicos como Silicon Valley desde donde zarpan las tecnologías más disruptivas ¿qué diferencia en este sentido a Europa de América?

-La inversión. Conocí en Stanford a cuatro españoles que desarrollan un programa de investigación y decían, literalmente, «que ni de coña» podrían realizar su proyecto en España. Uno de ellos tenía un estudio con un fondo de 10 millones de dólares; eso aquí es impensable. Para los emprendedores es muy importante la inversión privada, los llamados business angels, el crowdfunding, otras alternativas a la mítica de los préstamos bancarios. Allí pedir menos de un millón de dólares para tu start-up está hasta mal visto. La diferencia en emprendimiento privado es brutal porque tienen una mente más avanzada. Aquí los inversores son más reacios, allí te escuchan.

-¿Cuál es su concepto de Europa, de esa unión que ahora parece estar en peligro?

-Unión. Creo que la unión de Europa nos beneficia por la facilidad de inversiones, de fronteras, de solidaridad (el 50% de las ayudas globales a países pobres procede de la Unión Europea). Y que no se nos olvide esa mentalidad de ayudarnos unos a otros. Se está perdiendo esa idea primitiva que teníamos de la antigua Europa. Y en ese sentido, deberíamos retomar los orígenes.

-Silicon Valley es un motor económico de primera magnitud con la creación de 57.000 nuevos puestos de trabajo entre 2013 y 2104. ¿Considera que en Extremadura hay que avanzar en innovación; por qué hay lugares del mundo que se convierten en el mascarón de proa de la innovación y el desarrollo de nuevas empresas y otros no?

-Aquí falta mucha industria. No podemos aspirar a ser referente sin la inversión necesaria en empresas y en proyectos. Sí es verdad que Extremadura está creando muchísimos programas para jóvenes emprendedores. Y nos están apoyando, pero no todo es culpa de la administración, también es nuestra. A veces no buscamos, creemos que nos lo tienen que dar todo hecho. Cuando volví del Erasmus me empecé a mover y vi muchos programas de fondos europeos que a veces se devuelven porque no se usan.

-Su proyecto innovador, MySociaFit.com, quiere buscar una solución a los problemas de paro y baja remuneración que sufren los instructores deportivos y la falta de práctica deportiva en la sociedad, lo que usted llama el blablacar deportivo... ¿Es en parte su proyecto el businness friendly, es decir, crear iniciativas vinculadas a la cultura y la salud, el emprendimiento como bandera del impacto social?

-Este nuevo enfoque lo va a cambiar todo y es pionero. Soy graduado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. No me gustaba el panorama laboral que había y decidí crear el mío propio. Intentaba solucionar, por un lado, la salida laboral que tenemos, espinosa. Mi intención es que quienes se aprovechen de la aplicación mejoren su rendimiento laboral; con que vayan cinco personas a la actividad ya generan más ingresos que trabajando en un gimnasio, pero es que además son sus propios jefes, porque establecen sus propios horarios, su propio puesto de trabajo y tienen mayor libertad. Por otro lado, trato de mejorar la falta de actividad física en la sociedad, se calcula que un 44% de españoles no practican deporte. Aquí practicas deporte al aire libre, con un instructor, te relacionas con gente, si viajas a otra ciudad puedes hacerlo porque te permite practicarlo cómo, dónde y cuándo quieras y con muchísima variedad de actividades.

-Hay gente que no hace deporte porque no tiene con quién. ¿Estamos demasiado solos?

-La gente no hace deporte fundamentalmente por cuatro causas, la falta de tiempo, el alto precio de los centros deportivos, la falta de hábito de practicar deporte al aire libre y la falta de compañía. Por eso esta aplicación es buena, porque acabas contactando con gente, haces una esfera, una comunidad.

-Están muy bien las ideas, pero hacen falta inversores para llevarlas a cabo...

-Por fortuna he encontrado el equipo tecnológico con dos estudiantes de Informática que me ayudan a su desarrollo. Estoy en búsqueda de incorporar a alguien de márketing digital y, sobre todo, inversión. Fui seleccionado en la aceleradora de Extremadura, que dispone de un fondo europeo bastante interesante, que nos cubre toda la parte tecnológica. ¿Pero para qué necesito un business angels?, sobre todo para que me cubra el márketing, porque se necesita una cantidad brutal de márketing pues mi intención es internacionalizarme. He hablado con varios inversores y lo que les gusta de mi proyecto es su escalabilidad: es decir, llegar lo más lejos posible con la inversión mínima posible.

-¿Las empresas deberían prestar atención a la vena emprendedora de sus empleados?

-Cada vez se está haciendo más. En la última South Summit, la feria más importante de emprendiemiento de Europa a la que he acudido en Madrid, me sorprendió que hubiera más aceleradoras que start-ups, es decir, más empresas que están buscando nuevas mentes para captarlas, incluso Correos, que está invirtiendo en el talento joven.

-¿Debería ser la nuestra una cultura más indulgente con el fracaso?

-Sí. En Estados Unidos existe esa mentalidad. Si en tu expediente ven que has fracasado en dos empresas te dan otra oportunidad, porque saben que has vivido lo malo, que has aprendido de los errores, que sabes desenvolverte en las peores situaciones que puedas encontarte. El fracaso es una parte del éxito. Había una frase de Michael Jordan que decía que había alcanzado el éxito gracias a todas las derrotas que había tenido.

-¿El emprendimiento español está en la edad del pavo?

-Avanzando. Veo más empresas y administraciones implicadas y más talento con ganas de desarrollar. A los millennials como nosotros se nos critica a veces que nacemos con la tecnología, puedes nacer con un móvil bajo el brazo pero si te pegas todo el día en whatsapp y no mejoras, no ejercitas el aprendizaje, no avanzas. Por eso es importante apostar por el riesgo y no solo por un trabajo cómodo y estable.

-¿Ya sea por necesidad o por oportunidad, cree que existe una cierta convicción colectiva de que a pesar de las dificultades emprender tiene sentido?

-Emprender es un arte, igual que un pintor, tienes una idea, le empiezas a dar forma, llamas a un ingeniero, luego recurres a un perfil business que te lo vende. Es un riesgo satisfactorio. Para ganar, primero hay que perder.

-¿Existen negocios estables?

-No. Y eso es lo que hace bonito a un negocio, avanzar, estudiar, apostar, invertir para mejorar. Contar con los jóvenes porque la intención de un negocio es avanzar al futuro y no hay más futuro que los jóvenes y adaptarte a tu mercado para no morir.

-¿Por qué Extremadura educa para ser funcionario?

-En mi caso, gracias a mis padres y mis abuelos tengo otra mentalidad. Ellos me han educado para hacer lo que me gusta.

-¿Qué es la creatividad?

-Desarrollar lo que tienes en la mente.

-Usted es de Calamonte. Hable de su pueblo...

-Estudié Primaria en el Colegio San José. Cuando iba a empezar el instituto, se abrió el Ruta de la Plata. Allí estuve con todos los amigos desde pequeñito. Y me trae muy buenos recuerdos, también de profesores como Chelo o Paqui Calle, que fueron como unas madres dentro de la docencia para mí.