Eran las cinco de la madrugada del miércoles pasado. Ignacia Iglesias estaba dormida en la planta de arriba de su casa de la calle Cristu Benditu, en la barriada de Las Trescientas Viviendas, pero el mal olor la despertó. Al bajar las escaleras vio toda la primera planta inundada de agua, pero no de agua limpia, sino de aguas fecales, del agua sucia que genera todo el barrio. "Era un olor insoportable, el agua era negra y sucia", cuenta una de las vecinas afectadas. Ese día no fue el único que le sucedió, sino que, según explicó, este mal trago tuvo que volver a pasarlo dos días más tarde.

La causante de este desagradable espectáculo es la tubería general de aguas fecales que lleva rota entre ocho y diez días. Al parecer una máquina de la empresa Hispanagua, que está llevando a cabo en esa calle las obras de renovación de la red de abastecimiento por un importe de 300.000 euros, rompió la cañería, según contaron a este diario los vecinos de la zona.

El ayuntamiento

El concejal de Desarrollo Local e Infraestructuras, que ayer desconocía la actual situación del barrio, responsabilizó del arreglo a la propia empresa. Sin embargo nadie de Hispanagua quiso ponerse en contacto con este diario para contar lo que había ocurrido.

Cuando llueve el agua sucia sube por los sumideros de las casas. Por esta razón, las inundaciones solo han afectado a los vecinos del número 63 y 59, porque ellos son los únicos que tienen alcantarillas en sus patios. El olor todavía perdura en los desagües. Este diario pudo comprobarlo cuando Ignacia Iglesias levantó la tapa de su sumidero para mostrar in situ lo que había ocurrido.

Mobiliario estropeado

"Se me han estropeado los muebles, el aparato de la calefacción, las fundas de los sofás y el suelo", se quejó Iglesias, que hizo una llamada a las administraciones pidiendo que alguien se hiciera responsable de la situación y cargara con las pérdidas económicas que han supuesto los daños materiales de las inundaciones: "nosotros, como el resto de los cacereños, pagamos alcantarillado, alguien tiene que arreglarnos esto. No sabéis lo que ha sido tener que limpiar dos veces todo esto", aseguró la vecina afectada, un poco nerviosa e intranquila por si su casa volvía a invadirse de aguas fecales. De hecho, ha tenido que poner piedras sobre la tapadera de su alcantarilla para evitar que salgan ratas.

Muchos de los residentes de la calle aseguran que han pedido explicaciones a los operarios de la obra, quienes, dicen, niegan que hayan sido ellos los que rompieron la tubería. Ayer la obra estaba paralizada por la celebración del mercado franco. "Mi hijo ha llegado a meterse en el agujero para quitar la tierra y evitar que ésta se filtre porque los obreros no hacen nada", indicó Ignacia Iglesias. A lo que otro de los vecinos añadió: "sí, sí que hacen. Cada vez que se van intentan tapar la tubería tirando tierra encima. Esto ya es insoportable no solo por el olor, sino porque de ahí hemos visto salir ratas como elefantes. Ratas de cloaca. Que venga sanidad y lo vea, porque esto no debe ser legal", protestó.