TEtl pasado 22 de mayo ADENEX organizó una Jornada de Debate sobre el proyectado Aeropuerto Internacional de Cáceres. Con ella esta asociación ha querido abrir el debate público y ciudadano sobre los dos proyectos que actualmente se barajan en los alrededores de Cáceres. Debate necesario y obligado ya que uno de estos proyectos, el promovido por Caja Extremadura, cuenta con el respaldo de la administración regional y por tanto de la financiación pública, pero además tiene también graves afecciones ambientales.

Promover el debate público sobre este tema debería ser obligación de la administración regional, tal y como estipula el Convenio Europeo de Aarhus, ratificado por España y transpuesto a la legislación estatal, que obliga a las administraciones a fomentar la participación e información pública en los proyectos con incidencia ambiental, incluso cuando éstos se encuentran en sus fases iniciales. Pero en nuestra región aún predomina la cultura de que sea el poder, en este caso la Junta de Extremadura, quien ponga, proponga y disponga sus proyectos y actuaciones basándose, en ocasiones, en criterios y argumentos poco definidos cuando no realmente caprichosos o personalistas.

Precisamente de la Jornada de Debate citada habría que señalar, en primer lugar, que tanto Caja Extremadura como la Junta declinaron asistir justificándose con razones poco coherentes, especialmente si recordamos la ya mencionada obligación que tienen las administraciones de promover la participación e información pública desde las fases iniciales de los proyectos, y no sólo cuando éstos ya se han convertido prácticamente en "hechos consumados" difíciles de modificar y no hay posibilidad de buscar alternativas.

Más información sobre el otro proyecto existente aportó Antonio Campesino, catedrático de urbanismo y director del informe técnico del proyecto promovido por la Fundación Cáceres Capital. Uno de los aspectos a destacar de esta otra propuesta de aeropuerto sería su ubicación en las proximidades de Cáceres junto a la autovía de la Ruta de la Plata, el polígono de las Capellanías y una futura estación del AVE. De este modo, se crearía un núcleo intermodal de transportes aprovechando, también, las sinergias que los distintos medios y redes de locomoción pueden proporcionar. Desde el punto de vista ambiental, se destacó que el impacto de este proyecto sobre especies protegidas y espacios naturales es mínimo y que la flexibilidad de la ubicación elegida permite orientar las pistas de aterrizaje y despegue de forma que la contaminación acústica y la incidencia sobre el confort sonoro de los habitantes de Cáceres, sea también mínima.

Un experto en aviación civil, Pedro Cerrato, advirtió de tres hechos que habría que tener en cuenta en Cáceres. Primero, que en una ciudad como Atenas el aeropuerto tuvo que instalarse a unos 40 kms. de la ciudad para evitar que las vibraciones causadas por los aviones afectasen a la integridad de los monumentos. Segundo, que los vuelos de bajo coste, en los que se apoya el futuro aeropuerto internacional de Cáceres, pueden tener los días contados debido al aumento del precio del combustible. Y tercero, que la existencia de un número importante de aves en las proximidades es un peligro para la seguridad de los aviones y por tanto para la viabilidad de un aeropuerto.

M Angeles López Lax, experta en derecho ambiental, señaló la normativa que regula los procedimientos legales de un aeropuerto, tanto en fase de proyecto, como de construcción y explotación, apuntando las deficiencias en el caso de Barajas.

Los representantes de los grupos conservacionistas participantes, Adenex, Seo y Ecologistas en Acción, criticaron el proyecto de Caja Extremadura por su oscurantismo, por su impacto en las dos ZEPAS cercanas (Llanos de Cáceres y Sierra de San Pedro) y también sobre las especies protegidas próximas que utilizan la zona como área de alimentación. Y teniendo en cuenta que estas especies (buitre negro, águila imperial, alimoche, grulla común, avutarda, etc.) son de gran tamaño y se encuentran en la zona en cantidades importantes habría que tener en consideración su probable incidencia sobre la seguridad de los vuelos y por tanto sobre la capacidad de atracción del futuro aeropuerto y sobre su viabilidad.

Desde Adenex creemos que informar y favorecer la participación pública es fundamental en un Estado democrático. Refugiarse en la opacidad y el oscurantismo dice poco de quien lo hace y deja en evidencia la falta de argumentos. Si además lo hace una administración, obligada a la transparencia por la normativa europea y la nacional, pasa a ser preocupante.

Ubicación, justificación, impacto ambiental, alternativas, seguridad de los vuelos, viabilidad, futuro de los vuelos de bajo coste son algunos de los ejes sobre los que es necesario tener más información y, desde luego, sobre los que no se puede eludir el debate ciudadano.

Antonio Díaz es delegado de Adenex en Cáceres