Hace unos años un concejal hacía la siguiente reflexión sobre una actividad que percibe una cuantía importante del consistorio: si el ayuntamiento subvenciona una parte significativa de lo que cuesta, por qué no se municipaliza y que sea la administración su gestor. Era un planteamiento excesivo, sobre todo por la actividad que es, pero sirve para introducir un debate que se repite: ¿qué actividades deben conseguir una subvención o una aportación del consistorio?

El ayuntamiento concede subvenciones directas. Algunas pueden tener más justificación, como las que se dan a colectivos sociales, y otras menos. Luego están las que se dan tras un proceso de concurrencia pública. La razón para mantenerlas, prácticamente ha quedado igual en los últimos años, es la participación del ayuntamiento en actividades que generan empleo, riqueza o que promocionan la ciudad. Ha habido intentos para replantearse este tipo de aportaciones, como el plan de ajuste 2009, pero todo ha quedado casi igual salvo algunos ajustes.

Luego están las aportaciones que se dan en las concesiones o contratos de gestión que realiza el ayuntamiento para un servicio público. Se saca a concurso su prestación, se presentan empresas y se pone un límite en los precios que se pueden cobrar al usuario. Para equilibrar los resultados económicos con las condiciones puestas por el ayuntamiento, el consistorio da una aportación que cubra el posible déficit que determine el estudio de viabilidad previo con el que las empresas hacen sus ofertas cuando concurren. Tres ejemplos son el autobús urbano, las piscinas municipales o la explotación de la plaza de toros.

Este es el debate de estos días por los toros y no otro. No se trata de toros sí o no, sino de si el consistorio debe poner una cantidad para la viabilidad de los festejos. En el autobús o en las piscinas no hay debate porque el potencial de usuarios es mayor y las opciones son recortes o subir precios, o una mejor gestión, pero en los toros sí lo hay.

El gobierno (PP) defiende la aportación tras las experiencias de Intertauro, con el último festejo que se tuvo que suspender, o Torosanda, con los malos resultados económicos y de público. Defiende que sin esa ayuda, que se da desde 2014, antes no solo no se daba sino que el empresario debía pagar un canon, los festejos no son viables ni atractivos.

La oposición (PSOE, C's y Podemos --CáceresTú--) no comparte esta interpretación. Lo primero porque se rechaza que una administración ponga dinero para ayudar a financiar un espectáculo que organiza una empresa con ánimo de lucro. Y lo segundo porque se piden otros modelos de gestión, que no sea el recurso de tener garantizada la aportación municipal.

El gobierno local no ve otros modelos, salvo que la oposición le diga cuáles, para no tener que regresar a los festejos de años anteriores a 2014, ni siquiera municipalizar la gestión, como planteaba en su tiempo aquel concejal para otra actividad, por temor a que los costes para la ciudad se disparen. La decisión que al final se tome corre prisa, no por San Jorge, sino por la feria de mayo, principal cita taurina en la ciudad.