El proyecto para levantar un hotel ha obligado a muchos cacereños a constituir una plataforma en defensa de la Ciudad Monumental. Sus ciudadanos constituyentes han sabido distinguir entre la iniciativa privada, la importancia de un hotel en el lugar y el proyecto concreto del edificio. Al parecer no lo habrán sabido expresar pues algunas autoridades no lo han entendido. El mismo hecho de que se constituya una plataforma de tal naturaleza pone de relieve la confianza que los ciudadanos tienen en las personas e instituciones que deberían velar por su conservación. Porque a la vista están los desaguisados que han permitido e incluso, en algunos casos, han llevado a cabo ellos. La prueba está en que sólo tras la creación de la plataforma y sus denuncias, algunos políticos no han tenido más remedio que unirse a sus críticas y planteamientos, aunque con comentarios que no venían al caso. ¿Es que no se puede intervenir en la Ciudad Monumental? Claro que sí, pero dentro de las leyes. El comentario de Corominas no tiene trascendencia. Ya se sabe que expone una ocurrencia que a los dos días rectifica para volver a cambiarla al poco tiempo. Pero hacer, lo que se dice hacer, hace poco.