David abrió su negocio ayer como todos los días y al cruzar la esquina vio a una de las empleadas haciendo fotos del escaparate. «Serán para subirla a las redes sociales», pensó. Cuál fue su sorpresa cuando llegó a la puerta de D’miga en Primo de Rivera y encontró que la cristalera lucía una pintada de spray que no tenía la noche anterior. Los hechos se produjeron durante la madrugada del sábado al domingo y el propietario sostiene que su panadería no es la única que había sido objeto de vandalismo esa noche. Denuncia también que en los establecimientos cercanos a la zona y en la marquesina de la parada de autobús también aparecieron grafitis nuevos. Este extremo no pudo ser confirmado debido a que la mayoría de los negocios se encontraban cerrados ayer salvo Acuario, que descartó que los aerosoles hubieran atacado su fachada.

Por su parte, el dueño de la panadería, que cumplía ayer seis meses de apertura, mostraba ayer a este diario su indignación ante los «hechos». «Nunca habíamos tenido un incidente similar en el tiempo que llevamos aquí», lamentó. Asevera que hará constar este incidente a las fuerzas de seguridad y presentará una denuncia. A la pregunta de si protegerá su cristalera con un refuerzo, alegó que no porque, según añadió, «sino me pintan el cristal, me pintarán la persiana».

El propio ayuntamiento tiene catalogado este tipo de incidentes en su ordenanza municipal que regula la convivencia ciudadana y el entorno urbano. Según el artículo 10 relativo a contaminación visual, «quedan totalmente prohibidas las pintadas, escrituras, inscripciones o grafismos en los bienes públicos o privados protegidos por esta ordenanza, especialmente sobre calzadas, aceras, muros, fachadas, árboles, vallas, farolas, contenedores, papeleras, señales de tráfico e instalaciones en general, así como sobre cualquier clase de vehículos». El incumplimiento de esta normativa está tipificado como falta leve, grave o muy grave dependiendo del alcance del daño producido. No obstante, las sanciones pueden oscilar desde multas de hasta 750 euros si la infracción es leve hasta 3.000 euros si es muy grave. Una vez que el dueño deposite la denuncia, la policía cotejará los parecidos de su firma en su registro de grafitis para encontrar a sus autores.