Dos familias del número seis situado en la esquina entre Río Tíber y la plaza Primero de Mayo fueron desalojadas de sus viviendas a primera hora de la tarde de ayer, ante las grietas aparecidas en los suelos y paredes de sus pisos. "No hay ningún peligro, pero se ha optado por sacarles de sus viviendas para que todos estemos más tranquilos", señaló la concejala de Asuntos Sociales, Marcelina Elviro, que calificó la acción como "preventiva". Las dos familias se trasladaron ayer a casa de familiares a la espera de que los servicios sociales del ayuntamiento se reúnan mañana con ellos para buscarles un alojamiento de alquiler mientras se subsanan los problemas en el edificio.

La decisión del desalojo se tomó en torno a las 15.00 horas, después de que dos arquitectos municipales del ayuntamiento y otro experto de la Politécnica, especialista en estructuras, revisaran las dos viviendas afectadas, los números 11 y 12 de la primera planta, así como el que parece ser el origen de los problemas: unas deficiencias en las vigas del garaje situado debajo de ambos pisos. Según explicó el concejal de Infraestructuras, Miguel López, los técnicos concluyeron "que el problema en el edificio es de obra, es estructural y no tiene nada que ver con la lluvia", señaló. Los expertos lo atribuyen a un vicio oculto de la vivienda, es decir a una deficiencia en el proceso constructivo del edificio, que se levantó en los años 80.

Los problemas en las viviendas comenzaron hace una semana: grietas en las paredes, desconchados en el muro con el ladrillo a la vista, suelos abombados... Ante el temor a que esas deficiencias supusieran un peligro para ellos, los vecinos avisaron ayer por la mañana a los bomberos, que fueron los primeros en llegar a la zona y quienes se pusieron en contacto con el consistorio para que los técnicos evaluaran la gravedad del problema. Una dotación permaneció en la zona hasta las 17.00 horas, cuando concluyó el desalojo de estas dos viviendas, pertenecientes a los bloques sociales del ayuntamiento. La zona del garaje afectada quedó apuntalada y las viviendas fueron precintadas por agentes de la policía local para evitar que se acceda al interior.

PREOCUPADOS "Estamos en casa de mi tía, pero solo podemos quedarnos esta noche", explicaba ayer al otro lado del teléfono Verónica Pérez. Ella, su madre y su hermana viven en el número 11 desde hace 20 años y hasta la semana pasada no empezaron a ver grietas. "Sobre todo están en el salón y en la habitación de mi madre", explicó.

Los trabajadores sociales municipales estudiarán hoy alojamientos alternativos para las familias afectadas, mientras los ediles de Asuntos Sociales e Infraestructuras evalúan medidas para el inmueble, entre las que se baraja realizar un estudio detallado del edificio para detectar todas las posibles deficiencias.