Son muchos los cacereños que ven con preocupación el desequilibrio de las inversiones en Extremadura, acrecentando el sentimiento de discriminación que se palpa en la ciudad. La cementera, la refinería, las centrales térmicas y solares, el centro logístico de transportes... son iniciativas socioeconómicas de gran calado que desde esta capital se ven con cierto resquemor. Y surge una pregunta. ¿Y para Cáceres qué? Aunque se puedan interpretar como migajas, la ciudad necesita sentirse atendida por la administración autonómica para convertirse en epicentro cultural y turístico de cara al 2016, puesto que en el plano industrial ha sido desahuciada. El Centro Regional de la Artesanía y la Escuela de Hostelería son, en este escenario, muy necesarios.

*Periodista