Un buen porcentaje de clientes acuden al establecimiento para desprenderse de objetos relacionados con matrimonios o parejas anteriores. "Hace poco llegó un chico con un anillo y pendientes aún envueltos en papel, que iba a regalar a su novia cuando lo dejaron", explica el responsable. En estos casos, el cliente suele pedir que la pieza vaya directamente a fundición, sin reventa.

Muchos objetos de oro han pasado de moda (sellos de bebés, esclavas infantiles...), y a ello se une la ´caída´ de los elementos religiosos. "No hay mes que no enviemos a fundición diez medallas o cruces", explica.

A veces el cliente llega con un anillo o una pulsera que le regalaron como objeto de oro, y descubre que no es así.

Solo se admite oro de 18 quilates (el que se compra y se vende en España). El precio lo dicta Londres y ha subido hasta rozar los 800 dólares la onza después de 50 años inalterable. Los negocios de compraventa trabajan con un 20% de margen.